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Análisis de Black Future '88

Viaja hasta una realidad alternativa para vengarte del hombre que destruyó el mundo en Black Future ’88, el nuevo juego de Good Shepherd Entertainment y SuperScarySnakes.

Cartel Black Future ´88
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Black Future ’88 es un frenético shooter de acción y exploración bidimensional en el que debemos ascender por un total de cinco plantas con el objetivo de acabar con el villano del juego. Como es normal, a lo largo del trayecto encontraréis montones de enemigos y trampas queintentan acabar con nuestro protagonista, así como un contador que limita el tiempo que tenemos para completar dicha misión y que le aporta tensión a cada zona que visitamos.

Su historia nos lleva hasta un mundo que se tambalea por un cataclismo nuclear creado por Duncan, el arquitecto de la torre. La primera de sus bombas cayó en el verano de 1988, y en Diciembre habían oscurecido el sol con una lluvia interminable. Entonces, la humanidad decidió dejar de contar el tiempo y ha sido 1988 desde aquel momento. Todo lo que sobrevivió al ataque inicial morirá en las inundaciones extremas que le preceden. Estos son tiempos difíciles donde no hay meses o semanas, todo se mide en minutos para vivir. Ahora nos ponemos en el papel de uno de los últimos supervivientes para abrirnos paso hasta la cima de la torre, matar al arquitecto y detener la lluvia nuclear.

No esperéis nada demasiado elaborado, pero sirve para ponernos en contexto y como excusa para tener que ir avanzando de forma apresurada con el fin de cumplir nuestro objetivo. Los textos, por desgracia, nos llegan en varios idiomas entre los que no se incluye el castellano, así que es recomendable saber un poco de inglés para al menos entender su funcionamiento.

Sus mecánicas son bastante sencillas de entender, pudiendo desplazarnos lateralmente, realizar saltos dobles, utilizar un impulso que nos permite atravesar ciertos obstáculos e incluso atacar con el arma que llevemos encima en ese momento con el stick analógico derecho, contando con hasta dos de manera simultánea entre las que podemos cambiar ágilmente. Nuestro objetivo es ir ascendiendo por cada una de las cinco plantas explorando cada rincón para obtener nuevas habilidades y armamento modificable que nos permitan enfrentarnos a los jefes que encontramos en ellas y así llegar hasta el arquitecto. También conseguiréis dinero de los enemigos caídos a invertir en nuevas armas y ciertas ayudas.

Como hemos comentado, tenemos un tiempo limitado de 18 minutos para completar la misión principal que nos obliga a avanzar apresuradamente, ya que al finalizar el contador el corazón del personaje explota. Es un juego bastante complicado en los primeros compases, así que es normal morir, pero poco a poco vamos consiguiendo experiencia con la que subir de nivel y obtener nuevas habilidades activas y pasivas, armamento, hasta cinco personajes con sus propios beneficios y características únicas, y otras ayudas que facilitarán la tarea. Siempre deja una sensación de progreso a pesar de ser un título que requiere de bastante habilidad a los mandos, encontrando hasta 30 bendiciones y maldiciones en total.

Los enemigos son muy numerosos y, aunque en general no hay mucha variedad, nos pondrán en aprietos al disparar montones de proyectiles, láseres e incluso poder cortarnos. Si bien los combates más interesantes vienen dados por los jefes del juego, que se mueven a gran velocidad, tienen un amplio elenco de movimientos y nos pondrán en más de un aprieto si no prestamos atención.

Para hacerles frente contamos con un arsenal de hasta 50 armas diferentes. Cada una tiene una serie de características únicas que nos toca estudiar al no tener ninguna explicación que nos indique su funcionalidad. Por poner un ejemplo, hay un láser que, al impactar contra los enemigos, los daña y nos teletransporta hasta su ubicación, haciendo que a veces sea un tanto lioso localizar a nuestro personaje por el escenario. Lo mejor de estas armas es que tienen un autoapuntado muy útil y que poco a poco podemos mejorarlas, aunque antes tendréis que cumplir una serie de requisitos.

Los escenarios están bien diseñados pero, al generarse proceduralmente, hay veces que la dificultad cambia de forma radical. Hay varias rutas diferentes para ascender, secretos y una especie de teletransportadores que os permitirán desplazaros de un lugar a otro ágilmente y sin perder ni un minuto. Lo que menos nos ha gustado es que, a pesar de ser llamativos, todos siguen una temática y estilo muy similar que a la larga hace que se sientan un tanto repetitivos por zonas, si bien todas cuentan con sus propios desafíos.

La duración de la campaña no es muy extensa, pero depende mucho de la habilidad de cada jugador. Lo que más nos ha gustado es que puede jugarse en cooperativo local para hasta dos jugadores, lo que le aporta mucha más diversión a la aventura. No esperéis grandes cambios en el desarrollo, si bien siempre es más entretenido jugar siempre en compañía. Como extra tenemos unos desafíos diarios que ponen a prueba nuestra precisión con los mandos y cuentan con tablas de clasificación para desatar la competición entre jugadores.

En cuanto al apartado gráfico, estamos ante un juego de estilo retro y cyberpunk que utiliza montones de neones en sus diseños. Los personajes están bien modelados y animados, mientras que los escenarios resultan llamativos a pesar de contar con elementos comunes que a la larga dan sensación de repetición. Los efectos, por otra parte, son muy vistosos, estando la pantalla siempre llena de proyectiles. Y éste es a su vez otro de los problemas, ya que muchas veces nos cuesta ver la situación de nuestro personaje o enemigos por la gran cantidad de destellos. Se agradece, eso sí, que funcione siempre con mucha fluidez para no entorpecer la acción.

En el sonoro tenemos una banda sonora, compuesta por Tremor Low, que no está nada mal y ambienta bien la acción, adaptándose perfectamente al estilo visual del juego. Los efectos están conseguidos, mientras que los textos nos llegan en varios idiomas, pero no el castellano.

Como conclusión, Black Future ’88 ofrece grandes dosis de acción y mucho frenetismo al tener que completar nuestra misión en menos de 18 minutos. Los controles responden perfectamente y, aunque es fácil morir, siempre deja una sensación de progreso al obtener poco a poco a nuevos personajes, armas o habilidades. La estética cyberpunk pixelada también nos ha gustado mucho, aunque es cierto que al tener que jugar tantas veces los mismos escenarios, contar con tan poca diversidad de enemigos y reutilizar ciertos elementos a la larga da la sensación de repetición y montonía, junto con montones de efectos que a veces lo vuelven un tanto confuso.

Un título que agradará a los jugadores que busquen un reto a la altura y mucha acción, con un componente de ensayo y error que lo hace muy interesante. Así que ya sabéis, ascended para morir y morid para sobrevivir.