Análisis de Blazing Chrome
JoyMasher y The Arcade Crew nos llevan hasta un campo de batalla futurista con Blazing Chrome, donde tendréis que enfrentaros a montones de hordas de enemigos y otros peligros.


Blazing Chrome es un frenético título de acción bidimensional con dosis de plataformas de corte retro y desplazamiento lateral que os llevará hasta la edad de oro de los run & gun. Rinde homenaje a algunos de los mejores clásicos, con un gran arsenal de armas a nuestra disposición, vehículos y mechas a manejar, personajes desbloqueables y la posibilidad de disfrutar de la aventura en cooperativo local, apartados que os vamos a ir detallando a lo largo del análisis.
Su historia nos lleva hasta un mundo en el que un ejército robot controlado por una inteligencia artificial ha tomado el control de todo, haciendo que los humanos sean prescindibles, motivo por el cual viven escondidos mientras sus cazadores dominan la superficie. Ahora, un pequeño grupo rebelde recibe información sobre una gran central eléctrica de la inteligencia artificial y, antes de que puedan organizar una ofensiva, las máquinas atacan su campamento. Al menos un pequeño grupo de rebeldes escapa, embarcándose en una misión suicida para destruir la central eléctrica y recuperar la superficie.
La trama en sí no es nada del otro mundo, pero nos sirve como contexto para iniciar una oleada de tiroteos contra todos los seres que nos encontremos durante la aventura. Es muy similar a lo visto en otros juegos clásicos de corte arcade, contando además con textos en castellano que facilitan seguir el argumento sin problemas.
Nada más comenzar encontraréis tres niveles de dificultad: Fácil, Normal y Experto. Los dos primeros son muy accesibles al contar con varias vidas, continuaciones ilimitadas o poder guardar nuestro progreso, siendo la principal diferencia el poder conservar las cápsulas de reserva o no si nuestro personaje muere. Es en Experto donde encontraréis el mayor desafío, ya que deberéis completar el juego al completo sin la posibilidad de guardar, contando tan solo con tres vidas por cada una de las tres continuaciones disponibles. No es un juego imposible, pero sí os obligará a aprenderos el patrón de aparición de los enemigos y los movimientos de los jefes más poderosos.
Justo después pasamos a elegir entre uno de los dos personajes disponibles, Mavra, una soldado de la resistencia humana, o Doyle, un robot insurgente tan marchoso como letal. Son muy similares entre sí, así que la elección no importa demasiado más allá de la estética. Al completar la aventura se desbloquean otros dos, Raijin y Suhaila, que varían la experiencia por completo al estar centrados en los combates cuerpo a cuerpo.
Las mecánicas son muy simples, con un botón para saltar, otro para disparar, la posibilidad de rodar y apuntar en ocho direcciones diferentes. Podréis disparar todas las veces que queráis dejando apretado su respectivo botón, pero si un enemigo se acerca y lo pulsáis en el momento adecuado, realizaréis un ataque cuerpo a cuerpo que os sacará de más de un apuro. Un detalle importante es que a lo largo del juego iréis consiguiendo armas, pudiendo acumular hasta cuatro entre las que podréis cambiar en cualquier momento. Pero cuidado, ya que si vuestro personaje pierde una vida también perderá la que lleve equipada.
Como no podría ser de otra forma, a lo largo del juego podréis conseguir diferentes potenciadores que facilitan la tarea, centrado cada uno en diferentes aspectos. Para mejorar el ataque contamos con un pequeño robot que dispara junto a nosotros, para la defensa tenemos una especie de escudo que hace que no caigamos de sólo un golpe y por último hay uno que mejora nuestra agilidad, lo cual nos proporciona más velocidad y un doble salto. Son muy útiles, pero si nuestro personaje muere los perdemos.
Pero esto no es todo, hay fases que le aportan más variedad al desarrollo, como tener que ponernos a los mandos de un mecha, viajar en una moto aerodeslizadora, agarrados a un helicoptero o incluso utilizando una mochila propulsora en fases al más puro estilo de Space Harrier. Nunca se nos ha hecho aburrido por la cantidad de situaciones diferentes que vivimos, siendo en este sentido tan entretenido como los títulos arcade más famosos.
Los enemigos son variados y a lo largo de cada mundo encontraréis algunos realmente desafiantes. Es cierto que están muy scriptados, pero al aparecer en grandes números y contar con patrones diferentes se vuelve complicado acabar con todos. Lo mejor son los poderosos jefes y subjefes que encontraréis a lo largo del juego, cuyos puntos débiles deberéis localizar si queréis plantarles cara.
El juego cuenta con cinco niveles, los cuales dan para más o menos una hora. Los cuatro primeros pueden jugarse en el orden que deseemos, contando con estrellas que determinan su dificultad, mientras que el último se desbloquea al completar el resto. Eso sí, son muy exigentes y os obligarán a aprender el patrón de aparición de enemigos si no queréis sufrir bajas innecesarias.
La duración, como ya hemos comentado, es su mayor problema, ya que puede completarse en muy poco tiempo. Al menos ofrece mucha rejugabilidad por intentar superar las puntuaciones de otros jugadores, lo que varía la jugabilidad con los dos nuevos personajes que conseguimos y los modos que se desbloquean al completar la aventura, como el Boss Rush, donde debéis enfrentaros a todos los jefes del juego de forma consecutiva, y el Modo Espejo, que invierte los niveles para que todo se sienta diferente. Lo mejor es que se puede jugar en cooperativo local (no online), ofreciendo toda la diversión de los juegos de recreativas de antaño.
El apartado gráfico resulta muy llamativo gracias al estilo pixel art utilizado, que se asemeja mucho a la producciones de la época. Los personajes, enemigos y jefes cuentan con geniales diseños y animaciones, mientras que los escenarios, los cuales nos han sorprendido, son variados y están cargados de detalles, todo con un estilo futurista que le sienta genial. Además funciona con mucha fluidez y no se resiente en ningún momento, algo que nos resulta lógico.
Lo mismo ocurre con el sonoro, que cuenta con melodías de corte retro muy acordes con la temática, efectos estupendos y, como ya hemos comentado, textos en castellano que os permitirán seguir la trama y comprender sus mecánicas sin problemas.
Blazing Chrome es, en definitiva, justo lo que esperábamos de él, un juego con encanto propio que sabe rendir homenaje a los clásicos run & gun que tantas buenas horas nos hicieron pasar en el pasado. Su jugabilidad es muy sencilla, precisa y directa, pero sabe como ofrecer un desafío a la altura a la par de ser accesible para los menos habilidosos. Quizás la mayor pega sea su duración, la cual compensa ofreciendo mucha rejugabilidad con los nuevos modos, personajes y tablas de clasificación.
Un título que encantará a los jugadores que disfruten de los juegos retro y, aunque no innove demasiado, desprende carisma por los cuatro costados.