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Análisis de Code Vein

Viaja junto a tus compañeros hasta el final del infierno para descubrir tu pasado y escapar de tu pesadilla viviente en Code Vein.

Cartel Code Vein
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Code Vein es un RPG de acción que nos lleva a explorar varias localizaciones llenas de secretos, enemigos y peligros en cada rincón. Cuenta con un sistema de combate muy similar a lo visto en títulos de FromSoftware como la saga Dark Souls, Demon´s Souls o Bloodborne entre otros, pero con un ritmo más pausado que hace que los enfrentamientos resulten bastante más sencillos y novedades interesantes bien ejecutadas con algunas que no están tan conseguidas.

Su historia nos traslada hasta un futuro no muy lejano, donde un desastre misterioso ha acabado con el mundo tal y como lo conocemos. Los gigantescos rascacielos, antaño símbolos de prosperidad, se vieron reducidos por los Espinos de la Justicia a un simple vestigio sin vida de lo que antaño fue la humanidad. En el corazón de toda esta destrucción se oculta una ciudad de apariciones conocida como Vein. En esta última fortaleza es donde se recogen los pocos que luchan por la supervivencia, que han recibido dones especiales a cambio de sacrificar sus recuerdos y de sufrir una incesante sed de sangre. Si os dejáis llevar por dicha sed, corréis el riesgo de convertiros en un Perdido, criaturas violentas que carecen de todo rastro de humanidad en su interior. Vagando sin rumbo en busca de sangre, los Perdidos no pararán ante nada para satisfacer su hambre. Ahora toca viajar hasta el final del infierno para desbloquear el pasado y escapar.

Esta trama, a pesar de contar con una premisa interesante, está llena de tópicos y no nos ha acabado de convencer. Por un lado, los personajes no tienen demasiado carisma y sus historias personales dejan mucho que desear. A ello tampoco ayudan unos diálogos poco trabajados y una narración mal llevada que de vez en cuando hace que deseemos pasar las escenas para llegar directamente a la acción. Al menos se agradece que todos los textos nos lleguen en completo castellano.

Nada más comenzar nos toca crear a nuestro protagonista, eligiendo entre multitud de opciones muy personalizables para que podamos tener al personaje que siempre hemos querido. Es uno de los aspectos más destacados del juego y, al avanzar, podemos ir consiguiendo nuevo equipamiento y alterar aún más su aspecto.

Como hemos comentado, aquellos que hayan jugado a los RPG de acción de FromSoftware no tardarán en adaptarse a sus mecánicas. Tenemos un ataque rápido pero débil, otro lento y fuerte, la posibilidad de bloquear o esquivar, gastando cada una de nuestras acciones parte de una barra de resistencia que se rellena con el tiempo. También contamos con habilidades que gastan puntos de icor y se recuperan cuando los enemigos reciben nuestros impactos o al usar determinados objetos, junto con dos armas entre las que cambiar ágilmente.

Hay unos puntos de control (que están represantados por muérdagos) donde recuperar energía, subir de nivel, teletransportarnos a otros puntos desbloqueados, reestablecer a todos los enemigos o incluso las curas. Como siempre, si nuestro personaje muere pierde todo lo que lleva encima en ese momento, aunque lo puede recuperar si toca el charco de sangre que dejó en el mismo lugar y no fallece antes en el intento.

Lo que más lo diferencia del resto es el código de sangre, que viene a funcionar como la clase de un personaje. Nuestro revenant es el único que no tiene uno definido y puede absorber otros diferentes para usarlos a su favor. Cada código cuenta con dones a desbloquear con los puntos de experiencia obtenidos, pudiendo equipar hasta ocho activas y cuatro pasivas a la vez. Llegado el momento veréis que, una vez dominado alguno de ellos, podemos cambiarlo y seguir conservando las habilidades, lo que hace que nuestro personaje pueda llegar a ser devastador llegado el momento. Hay algunas excepciones, pero en general es muy personalizable y amplía nuestras posibilidades a la hora de explorar y luchar.

Como curiosidad, hay unos vestigios escondidos por los escenarios que nos invitan a reconstruir un recuerdo juntando los necesarios. Estos nos permiten conseguir unos determinados dones y conocer el trasfondo de los personajes, aunque es cierto que repiten en exceso ciertas situaciones que los vuelven un tanto pesados. Son muy importantes a lo largo de la aventura, así que intentad conseguir tantos vestigios como os sea posible.

Pero esto no es todo. La dificultad ha descendido bastante gracias a la inclusión de un segundo jugador, ya sea controlado por la IA o a través del online (para los jefes). Así se ha conseguido que la exploración sea más placentera y al enfrentarnos a enemigos llevemos una estrategia más sencilla, como distraer al enemigo mientras el otro lo sorprende por la espalda. No es algo que nos guste demasiado, pero aquellos que busquen un reto mayor pueden prescindir de él. Además, nuestro compañero puede resucitarnos si caemos en combate para ahorrarnos algún que otro viaje e incluso realizar habilidades conjuntas muy poderosas.

Los enemigos, por otra parte, se desplazan y cuentan con movimientos un tanto lentos que los vuelve sencillos de bloquear o esquivar para lanzar una ofensiva rápida. No todos son así, pero en general nos han decepcionado un poco. Lo mismo ocurre con los jefes, cuyos patrones de movimiento suelen ser simples y no ofrecen un reto a la altura, algo que en este tipo de juegos es esencial.

Lo más destacado del juego viene dado por la exploración, con escenarios amplios llenos de pasillos, trampas, enemigos y secretos  a descubrir que nos invitan a recorrer cada uno de sus rincones. No todos alcanzan el mismo nivel, siendo algunos auténticos laberintos repetitivos que desearéis dejar atrás cuanto antes. Al menos contamos con unos muérdagos especiales que van revelando parte del mapa cuando los localizamos y que nos invitan a obtenerlos todos para conseguir el completo de la zona en cuestión. También nos ha sorprendido que, a pesar de tener localizaciones amplias, siempre se basen en llegar hasta cierto punto para acabar con un jefe y avanzar en la historia, dando la sensación de linealidad.

No podía faltar nuestra base de operaciones, lugar en el que volver a cambiar el aspecto del protagonista, mejorar su amamento, el velo de sangre (que viene a funcionar como una armadura) y hablar con otros revenant entre otras tareas.

La duración de la aventura principal ronda las 30 horas, tiempo al que hay que sumarle algunas tareas secundarias, el explorar los escenarios para obtener el cien por cien o visitar las Profundidades, un lugar donde conseguir más materiales y experiencia enfrentándonos a ciertos jefes. Al completar la campaña se desbloquea la Nueva Partida + para intentar conseguir todo lo que nos dejamos atrás sin perder lo que ya teníamos.

El apartado gráfico no está nada mal, con elementos creados en cell shading para darle un aspecto similar al de un anime. Los personajes están bien modelados y animados, contando con algunos enemigos mejores que otros. Las localizaciones son variadas y a veces dejan estampas de gran belleza. Por otra parte, los efectos resultan bastante vistosos y le aportan algo de espectacularidad. No queremos olvidarnos de los defectos, como colisiones mejorables, algunas caidas de fotogramas puntuales, texturas simples en ciertas partes de los escenarios o una cámara que da problemas en los lugares cerrados entre otros.

La banda sonora nos ha gustado mucho, pero al tener tan pocos temas puede hacerse repetitiva con el tiempo. Los efectos están trabajados y en ocasiones nos ayudan a localizar la posición de los enemigos, mientras que las voces están disponibles tanto en inglés como en japonés, siendo mejores éstas últimas. Como ya hemos comentado, todos los textos del juego nos llegan en completo castellano.

En definitiva, Code Vein cuenta con luces y sombras. Por un lado tenemos una historia con una premisa interesante pero a la que le falta profundidad y personalidad. Las mecánicas funcionan bastante bien y hacen que el juego sea entretenido, si bien la inclusión de un segundo personaje y unos enemigos mejorables hace que la dificultad caiga bastante en comparación a otros títulos similares del género. Al menos el sistema de personalización y explorar a fondo los escenarios nos ha gustado mucho.

Aquellos que deseen iniciarse en este tipo de aventuras encontrarán un buen ejemplo en Code Vein al ser más sencillo que el resto, aunque esperábamos mucho más de él en varios apartados.