Análisis de Ghost of Tsushima
Viaja hasta el Japón feudal para luchar por tu clan con Ghost of Tsushima, el nuevo juego de Sucker Punch para PlayStation 4 que os pondrá en la piel de un Samurái.


Ghost of Tsushima es una aventura de mundo abierto en la que debemos hacer lo que esté en nuestra mano para conseguir la libertad de nuestro clan. Desarrollado por los creadores de la saga Infamous, Sucker Punch, a lo largo del viaje encontraréis montones de tareas a realizar, premiando la curiosidad de los jugadores y su habilidad a la hora de combatir. Un título que sin innovar demasiado respecto a lo visto en otros juegos del género, sabe cómo jugar sus cartas para ofrecernos un producto muy completo que os divertirá de principio a fin.
Su historia nos lleva hasta el Japón feudal del año 1274, donde el imperio mongol ha acabado con naciones enteras en su campaña de conquista del este, siendo la isla de Tsushima todo lo que queda entre el Japón continental y una enorme flota de invasión mongola liderada por el despiadado e ingenioso general Khotun Khan. Tras una batalla entre los 80 samuráis de Tsushima y la primera oleada de asalto de los mongoles, nuestro protagonista, Jin Sakai, emerge como uno de los últimos supervivientes de su clan. Decidido a hacer lo que sea necesario y a cualquier precio para proteger a su gente y recuperar su hogar, debe desprenderse de las tradiciones que lo han formado como guerrero para forjar un nuevo camino, el del Fantasma, y librar una guerra poco convencional por la libertad de Tsushima.
La trama, sin ser demasiado sorprendente, está genialmente narrada y tiene momentos únicos que se quedarán grabados en vuestra memoria, todo siempre llevado al estilo de las clásicas películas de samuráis y con algunos flashbacks que sirven como tutoriales y para aclarar ciertos detalles. Hay alguna toma de decisiones, si bien no afecta demasiado al rumbo de la aventura. Pero lo mejor es que los todos los personajes están muy trabajados y giran en torno a este argumento, ofreciendo detalles interesantes relacionados con la situación del país y que siempre nos invitan a explorar, participar en tareas secundarias y hablar con todos los que podamos.
Nada más comenzar, y tras seleccionar la salida del sonido, podréis elegir entre tres dificultades (fácil, normal y difícil) y el tipo de experiencia: Estándar, con doblaje en castellano, Subtitulado, con doblaje y subtítulos en castellano, Inglés, con voces en inglés y subtítulos en castellano, Cine de Samuráis, con voces en japonés y subtítulos en castellano, y Modo Kurosawa, que utiliza un filtro en blanco y negro, algunos efectos y cuenta con voces en japonés y subtítulos en castellano, imitando éste las clásicas películas del cineasta Akira Kurosawa. En lo personal recomendamos Cine de samuráis al ser más inmersivo, dejando el Modo Kurosawa para una segunda vuelta.
Pasando a sus mecánicas, aquí nos desplazamos libremente por su mundo, saltamos, nos agachamos para entrar en modo sigiloso e incluso tumbamos para pasar por ciertos huecos desde una perspectiva en primera persona. También hay otras opciones, como llamar a nuestro caballo, curarnos, hacer que el viento nos guíe o utilizar el oido agudizado para averiguar la posición de los enemigos. Como curiosidad, se pueden realizar enfrentamientos uno contra uno en los que el vencedor se decide por ser el más rápido en desenvainar tras ver el movimiento del rival.
Durante los combates, hay a nuestra disposición un ataque rápido, otro pesado con el que intentar romper la defensa y la posibilidad de realizar estocadas, además de movientos como la esquiva y la defensa que, si la realizamos en el momento justo, nos permite lanzar un contraataque. Hay varias posturas a adoptar y, dependiendo del enemigo al que nos enfrentemos, unas serán más efectivas que otras. También contamos con un medidor de determinación con el que podemos ganar esferas que sirven para curar a Jin y realizar otras habilidades especiales, consiguiendo éstas al matar enemigos, desviando ataques o usando habilidades avanzadas. Nos han gustado mucho, aunque la cámara a veces nos deja un poco vendidos.
Si optáis por el sigilo, podréis sorprender a los rivales por la espalda ocultando a Jin en la hierba alta, desde las alturas o pasando por pequeños recovecos para acabar con ellos de un solo golpe, así como utilizar algunas armas y utensilios para atacar a distancia o crear distracciones, siendo las posibilidades en este sentido muy amplias. Podréis escuchar a través de las paredes para saber la posición de los enemigos, apareciendo su silueta de forma destacada. No es demasiado profundo, pero nos ayuda a limpiar la zona de algunos enemigos y sembrar el pánico antes de pasar a la acción.
Por supuesto, esto no es todo, ya que al avanzar conseguiréis experiencia con la que ganar reputación y puntos de técnica a invertir en tres ramas diferentes de técnicas: Samurái, que se centra en elementos como los desvíos, la evasión, la exploración y las artes místicas, Posturas, con la que mejorar y aprender ciertas habilidades de las mismas cuando las desbloqueamos, y Fantasma, las cuales se centran en el sigilo y sus armas. Hay mucho por aprender, desbloqueándose algunas capacidades y armas según avanzamos.
Tan importante como las habilidades de nuestro protagonista es el equipamiento. No hay demasiada variedad a lo largo del juego, obteniendo la mayoría de misiones y pudiendo personalizarlo y mejorarlo utilizando los diferentes materiales que obtenemos por su mundo. Esto es positivo al evitar que tengamos que perder el tiempo gestionando miles de piezas donde, al final, sólo usaremos unas pocas.
Los enemigos son variados, encontrando algunos que se centran en el cuerpo a cuerpo con espadas, escudos o mazas, entre otros, los que atacan desde algo más lejos con las lanzas y los de la distancia con sus arcos. A ellos hay que sumarle todo tipo de fauna salvaje que a veces os sorprenderá en los largos trayectos. Casi todos los ataques se pueden desviar, aunque hay otros en los que aparece un destello rojo que nos indica que no se pueden bloquear y es mejor esquivarlos. Pero donde más disfrutaréis es en los duelos con los jefes, donde la cámara se vuelve más cinemática para ofrecer combates más vistosos y desafiantes.
Un aspecto que nos ha gsustado mucho es su mapa, el cual no aparece lleno de iconos como en otros juegos del género, sino que nos invita a explorar para ir descubriéndolo poco a poco. Para ello, y según vamos recorriendo su mundo, veréis algunas pistas visuales en forma de humo o animales a seguir, entre otros, encontrando al final del camino lugares interesantes que siempre merece la pena descubrir. No esperéis un mapa gigantesco, pero sí lo suficientemente grande como para encontrar muchas tareas a realizar y secretos.
En él hay montones de misiones a realizar, ya sean principales o secundarias, teniendo todas ellas mucha variedad de situaciones e historias que merece la pena descubrir. Se nota el gran esfuerzo que ha hecho la compañía en crear un mundo coherente, no encontrando las típicas misiones de recadero que nos hacen dar vueltas sin sentido.
Las tareas secundarias, tales como conquistar territorios mongoles recuperando los estandartes, prendiendo la pólvora y enfrentándonos a su líder, perseguir a zorros para llegar hasta un ídolo, rezar y obtener huecos de talismanes, meditar, componer haikus, participar en minijuegos de cortar bambú para obtener más puntos de determinación o escalar hasta dar con un santuario, entre muchas otras, son entretenidas en los primeros compases, pero acaban haciéndose un tanto repetitivas. Se agradece, eso sí, que al menos las recompensas en forma de medallones, posturas y otra clase de mejoras nos hagan querer completarlas.
La duración de la historia principal supera las 20 horas, tiempo al que hay que sumarle todas las misiones y tareas secundarias, así como los secretos que oculta su mundo. Con todo multiplica considerablemente esta duración para ofrecer un producto muy completo y que os mantendrá enganchados durante multitud de horas junto a las diferentes dificultades.
El apartado gráfico nos ha encantado, utilizando unos preciosos paisajes naturales que sorprenden a cada paso que damos, con montones de efectos de partículas, una iluminación que cambia por completo nuestras sensaciones, colores muy vivos y detalles en cada rincón con elementos sacados directamente de la cultura japonesa. Los personajes están también genialmente modelados y animados, aunque no tan cuidados en ciertos aspectos como los escenarios. Creednos cuando os decimos que es uno de los juegos más bonitos que hemos visto y, como muestra de ello, incluye un modo foto de fácil acceso en el que pasaréis muchas horas. Tampoco queremos olvidar el ya nombrado Modo Kurosawa, con filtros y efectos que os harán sentiros como en una auténtica película de samuráis.
Pero el sonoro tampoco se queda atrás, con una gran variedad de melodías dinámicas que utilizan instrumentos de la cultura japonesa y ayudan a meternos en su mundo. Los efectos están muy cuidados y las voces, como ya hemos comentado, nos llegan en varios idiomas, recomendando para esta ocasión las japonesas con subtítulos en castellano.
En definitiva, Ghost of Tsushima ha sabido hacernos sentir como auténticos samuráis con un sistema de batalla tan simple como adictivo, duelos con jefes muy intensos, la posibilidad de causar desconcierto como un fantasma, un sistema de progresión muy satisfactorio y un apartado audiovisual tan vistoso que siempre hace que queramos ver hasta el último rincón del mapa. Además, la duración de la aventura es muy extensa y la historia, aunque simple, está muy bien narrada y cuenta con un mundo coherente. Quizás el problema más destacable es la falta de innovación respecto a otros juegos del género, ciertos ángulos de la cámara y que a veces la trama queda un poco dispersa entre tantas misiones secundarias, pero nada que impida disfrutar de esta aventura.
Nosotros lo hemos pasado en grande con las aventuras de Jin Sakai y no podemos hacer otra cosa que recomendarlo a aquellos que busquen sentirse como el Fantasma de Tsushima.