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Análisis de Island Flight Simulator para Switch

Prepárate para viajar con tu avión y transportar cargamentos entre diferentes islas con Island Flight Simulator, un simulador de vuelo creado por Caipirinha Games que, tras su paso por otras plataformas, aterriza ahora en Nintendo Switch.

Análisis de Island Flight Simulator para Switch
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En Island Flight Simulator somos un piloto transportista (cuyo nombre es el que tengamos en el perfil de la cuenta con la que jugamos) que se busca la vida en un lugar con doce exóticas islas. El objetivo es cumplir una serie de misiones que siguen una pauta muy simple: aceptar una misión, volar hasta una isla para recoger un cargamento, viajar hasta otra para entregarlo, recibir la recompensa y repostar para posteriormente poder adentrarnos en otra. Esto hace que, a pesar de contar con más de cien misiones, al poco tiempo llegue a cansar y se vuelva repetitivo.

Los controles son sencillos de comprender pero difíciles de dominar. Podemos desplazarnos por las islas a pie desde una perspectiva en primera persona manejando tanto al personaje como la cámara con total libertad, aunque el recorrido se hace algo pesado e innecesario por la lentitud a la que desplaza. Una vez nos montamos en el avión podemos encender el motor, acelerar, frenar, desplazarnos un poco hacia la izquierda, a la derecha o bien pilotar directamente el avión, girando con libertad la cámara para observar bien el entorno. En pleno vuelo y con el pad direccional podemos guardar y sacar el tren de aterrizaje o bien usar el estabilizador. Además tenemos tres perspectivas diferentes: desde el interior de la cabina, en el morro del avión o una que se sitúa justo en la parte trasera, siendo esta última la que nos ofrece una vista más detallada de nuestra situación.

Mientras viajamos en una dirección, podemos dejar el mando tranquilamente y esperar a que se acerque a la isla, ya que en ocasiones estos viajes resultan un tanto pesados y no hay condiciones que nos hagan variar el rumbo, causen problemas y tengamos que estar pendientes en todo momento. La parte más complicada viene dada por el aterrizaje, en el que tenemos que colocarnos de frente a la pista, disminuir la velocidad y una vez en tierra intentar frenar. Estrellarse alguna vez es normal en las primeras partidas - sobre todo porque la sensación de profundidad no está muy conseguida y cuesta averiguar la distancia real hasta el suelo -, pero una vez cogido el truco resulta sencillo.

Podemos hacernos con hasta tres aviones (Stork, Chasnny y Anonza) y se pueden mejorar visitando el hangar e invirtiendo el dinero conseguido, ya sea la capacidad del tanque, su potencia o velocidad, haciendo que cada vez sea más sencillo completar misiones. Antes de despegar nos toca rellenar el depósito al máximo visitando la zona de repostaje, algo esencial para que no tengamos problemas de combustible en pleno vuelo.

Contamos con un mapa que podemos consultar en todo momento para ver la ruta que llevamos o bien aceptar misiones. Estas se dividen en paquetes verdes y paquetes rojos, con el icono de un avión que indica nuestra posición. Dentro de ellas podemos consultar los detalles de la misión y el dinero que obtenemos por completarla, siendo las verdes encargos legales y las rojas ilegales. Las legales sólo tenemos que completarlas para recibir la recompensa, mientras que en las ilegales, aunque están mejor pagadas, podemos ser estafados o arriesgarnos a que nos multen. Por desgracia, como hemos comentado, no hay una variedad que nos invite a seguir jugando.

En el apartado técnico tampoco es ninguna maravilla, con modelados muy simples y poco inspirados para los escenarios y vehículos, texturas muy básicas, dientes de sierra y ciertos problemas de rendimiento que pueden molestar. A todo ello hay que sumarle efectos decepcionantes, una interfaz poco clara y bugs que causan más de un problema. Lo mismo pasa con el sonoro, con unas melodías inexistentes fuera de los menús, una ambientación poco trabajada y efectos mejorables. Al menos sus textos nos llegan en completo castellano.

Como conclusión, Island Flight Simulator es un simulador que podría haber dado mucho más de sí con un poco más de trabajo tanto en lo técnico como en lo jugable. Echamos en falta algo más de variedad en las misiones, desafíos en el aire que hicieran que el trayecto no fuera tan aburrido y apartado gráfico a la altura.

Al menos aquellos que busquen un simulador de vuelo ahora podrán encontrarlo en Nintendo Switch, no habiendo demasiadas opciones en este momento.