Análisis de Killing Floor 2
Tras varios años de espera, ya se encuentra entre nosotros Killing Floor 2, la secuela del título de supervivencia cooperativo desarrollado por Tripwire. Continuando con la violencia que caracteríza a la saga, esta nueva entrega incluye diversas mejoras y contenidos que os avanzamos en nuestro análisis.


Su argumento nos traslada hasta el continente europeo, donde el brote causado por el experimento fallido de Horzine Biotech se ha extendido de forma rápida e imparable hasta haber paralizado prácticamente a la Unión Europea. Sólo ha transcurrido un mes desde que concluyeron los acontecimientos del anterior juego y los clones de los especímenes están ya por todas partes. La humanidad está sumida en el caos, las comunicaciones no funcionan, los gobiernos han caído y los ejércitos han sido aniquilados sistemáticamente. Los habitantes de Europa saben demasiado bien lo que es luchar por la supervivencia y los que han conseguido mantenerse con vida han buscado la forma de ocultarse.
Pero no todos se han dado por vencidos… Un grupo de civiles y mercenarios se ha organizado para combatir el brote y han constituido bases de operaciones por toda Europa con financiación privada. Tras detectar los focos de propagación de los especímenes, debemos penetrar en zonas infectadas de zeds para exterminarlos.
Nada más comenzar vemos que hay diez especializaciones entre las que elegir, cada una con sus propias características, divididas en los siguientes grupos: Berserker, Comando, Apoyo, Médico de Campo, Experimentado en Demolición, Pirómano, Pistolero, Tirador, Superviviente y SWAT. Estas clases cuentan con una pistola, un arma cuerpo a cuerpo y granadas, además de otro equipamiento exclusivo de cada especialización. Por supuesto, podemos cambiar la apariencia de nuestro personaje con diferentes skins y otros elementos, pero no afectan nada a sus estadísticas generales.
Al utilizar las especializaciones recibimos experiencia con la que subir de nivel y, al alcanzar cierto número, desbloquear dos nuevas habilidades. Del par conseguido sólo podemos equiparnos una, aunque puede ser cambiada en cualquier momento.
Estamos ante un shooter en primera persona cargado de acción en el que nos toca acabar con oleadas de enemigos. Para ello contamos con un gran catálogo de armas, siendo todas muy variadas entre sí. Los combates cuerpo a cuerpo se han potenciado en esta entrega, y hay ataques fuertes, suaves o la posibilidad de bloquear a los rivales. También es posible usar una curación instantánea que se recarga tras un tiempo de espera, una linterna o gafas de visión nocturna para los lugares poco iluminados y un soldador para sellar ciertas puertas y evitar temporalmente el avance de los enemigos. Tanto el control del personaje como la recarga en las armas de fuego tienen ciertas deficiencias, algo vital para un juego tan frenético como éste.
Uno de los aspectos que más sigue destacando del juego es el gore, siendo muy visceral, con la posibilidad de amputar miembros a los enemigos y encontrando ingentes cantidades de sangre. Pero esto también nos afecta a nosotros, y si nos atrapan no tienen piedad, descuartizando a todos los miembros del equipo.
Cuando uno de nosotros realiza una acción espectacular se activan los Momentos Zed, que ralentizan la acción momentaneamente para disparar a los enemigos con más precisión y rapidez, dándonos así un pequeño respiro. Estos movimientos resultan muy llamativos, sobre todo al ver volar las partes de los enemigos.
En cuanto a modos de juego el principal es Supervivencia, que se puede disfrutar tanto en solitario como cooperativamente con hasta otros cinco jugadores online, cuyo objetivo es intentar resisitir durante una serie de rondas el ataque de las constantes oleadas de zeds con el personaje que hayamos seleccionado. Como es normal, es un título que se disfruta mucho más en compañía, ya que está pensado principalmente para ello. Aquí disponemos de cuatro dificultades entre las que elegir - Normal, Difícil, Suicida e Infernal -, así como la duración de cada partida – Corta (con cuatro rondas), Media (de siete rondas) o Larga (con un total de diez).
Hay tanto nuevos enemigos como otros sacados del juego original, todos ellos con una inteligencia artificial mejorada que los hace trabajar en grupo para debilitar nuestras defensas, haciendo que el desafío sea aún mayor. Es por ello que la cooperación es fundamental, siendo muy necesario tener a un médico en nuestro grupo para que se centre en la curación. Echamos en falta algunas novedades más en los Zeds, pero tanto los nuevos como los antiguos funcionan muy bien.
Al derrotar a los Zeds poco a poco vamos consiguiendo dinero con el que, entre ronda y ronda, podemos comprar nuevas armas, reponer munición o el escudo en una máquina conocida como Mercader. El tiempo que tenemos para comprar en este lugar es limitado, más si tenemos en cuenta que aparece de forma aleatoria en distintos puntos del mapa, por lo que nos toca localizarla primero. Como curiosidad, al ser un título tan centrado en la cooperación, podemos darle dinero a nuestros compañeros para que mejoren su arsenal si andan flojos de presupuesto, algo fundamental si queremos sobrevivir a las siguientes rondas en equipo.
Los objetos que podemos llevar encima están determinados por su peso, pudiendo vender algunas armas en la máquina para sacar dinero y hacer espacio. En este lugar además es posible comprar y equipar algunas que no son de nuestra especialidad siempre y cuando nuestra resistencia y dinero nos lo permitan.
En la última ronda es cuando nos enfrentamos a los poderosos jefes finales, que como es lógico cuentan con una gran resistencia y poderes especiales que requieren una gran colaboración para derrotarlos. Por si fuera poco, llegan acompañados de otros Zeds, haciendo que tengamos que estar ojo avizor con los alrededores.
Junto al modo Supervivencia normal tenemos el Supervivencia Vs, en el que doce jugadores divididos en dos equipos de seis miembros se enfrentan entre sí online, asumiendo unos el papel de humanos y los otros el de Zeds. En total se divide en cuatro rondas donde se van alternando los roles, ganando la partida el equipo con más puntos. Al manejar a los Zeds sus clases se asignan de forma aleatoria, teniendo cada una sus propias habilidades. Es una pena que la cámara, que en este caso es en tercera persona, y el manejo de las criaturas no sea demasiado satisfactorio.
Gráficamente estamos ante un título cuyas localizaciones están muy detalladas, son amplias y cuentan con texturas cuidadas. En total hay doce lugares distintos cargados de enemigos, destacando sobre todo su genial ambientación, la iluminación y los efectos. Aunque funciona a 60 fotogramas por segundo, no llegan a ser de todo estables. Cabe recordar que este juego cuenta con mejoras para PS4 Pro, haciendo que funcione con estabilidad, las texturas estén más cuidadas y contemos con resolución 4K, aunque no son cambios demasiado notables.
En cuanto al apartado sonoro, tenemos temas cañeros que le añaden frenetismo a la acción, con buenos efectos de sonido para la ambientación y las armas. Nos llega completamente traducido y doblado al castellano, con montones de comentarios que dotan al juego de humor negro.
Killing Floor 2 conserva la brutalidad del primer juego, ofreciendo una experiencia entretenida gracias a la cooperación entre jugadores, su violencia y el frenetismo con el que se desarrollan las partidas, con una constante presión por las múltiples oleadas de Zeds a las que sobrevivir. Tanto las clases como las armas están bien diferenciadas, y el haber potenciado los combates cuerpo a cuerpo y las habilidades le sienta muy bien.
El mayor problema que encontramos es la escasez de contenidos, como la falta de más modalidades de juego o nuevos enemigos que aporten variedad, haciéndose repetitivo con el tiempo. A todo ello hay que sumarle ciertos problemas con el sistema de control, sobre todo al manejar a los Zeds.
A pesar de estos pequeños detalles a mejorar, Killing Floor 2 es un juego que disfrutaréis mucho en cooperativo, más si tenemos en cuenta que sale a precio reducido.