Análisis de Mr. Driller DrillLand
El clásico juego de Namco para GameCube regresa con Mr. Driller DrillLand, que incorpora un apartado gráfico actualizado, mejoras en sus controles y algunos añadidos.


Mr. Driller DrillLand es un juego de puzles en 2D basado en la excavación donde nos tenemos que deshacer de bloques para intentar llegar hasta lo más profundo del lugar sin que nuestra resistencia se agote, aunque los objetivos varían según la atracción que elijamos. Se trata de unaremasterización del juego que Namco lanzó en 2002 para GameCube y llega como celebración del 20º aniversario de la saga, encontrando un apartado gráfico renovado, secuencias de animación en alta definición y ciertos ajustes en sus controles en los que profundizaremos más adelante.
Su historia nos lleva hasta Drill Land, el primer parque de atracciones subterráneo contruido a más de 500 metros de profundidad, que consta de cinco atracciones diferentes donde nuestros héroes excavadores competirán por la gloria. Los protagonistas son Susumu Hori, héroe del mundillo excavador, Ataru Hori, un lobo solitario rebelde, Anna Hottenmaier, la mejor excavadora del mundo, Horinger Z, robot y orgullo del instituo de excavadores, Puchi, el perro inteligente, y Taizou Hori, uno de los creadores del parque. Este argumento es demasiado simple y sólo pretende darnos un motivo para excavar, con textos en castellano en los que encontraréis algunas partes sin traducción en los menús o con una interpretación mejorable.
Nada más comenzar veréis que podéis jugar en solitario o en compañía. Si elegimos Entrar a solas podréis disfrutar de la campaña, la cual se divide en dos modos de dificultad: Fácil, que se adapta a los principiantes, y Clásico, donde jugaréis al mismo nivel de dificultad que cuando salió la versión original en 2002. Nosotros, en lo personal, recomendamos la clásica al no considerar que sea un juego complicado en los primeros compases, con controles muy accesibles a los que os haréis rápidamente.
Las mecánicas son muy sencillas, moviéndonos lateralmente para excavar donde nosotros queramos y rompiendo los bloques del mismo color, pudiendo escalar un bloque (o dos, según el personaje) para intentar llegar hasta la parte más profunda antes de quedarnos sin vidas o aire. Para ello podemos juntar como mínimo cuatro bloques del mismo color y hacer que desaparezcan, creando combos que nos permiten descender con mayor rapidez. Puede parecer sencillo, pero nada más lejos de la realidad, contando con diferentes reglas para cada fase que hacen que se sientan muy diferentes entre sí.
Estas fases son las atracciones de Drill Land, que cambian las reglas según la elegida. Aquí encontraréis las siguientes: Gira Mundial Barrenera, donde alcanzar los 500m de profundidad antes de que se nos acabe el aire o nos quedemos sin vidas; Excavador Estelar, donde nos toca alcanzar los 500m de profundidad patrullando por el espacio, vigilando la reserva de aire y recogiendo objetos “?” que proporcionan ayudas o desventajas; Las Aventuras de Drindy, en la que conseguir 20 subterráneos dorados y alcanzar los 500m de profundidad evitando las diferentes trampas; La Casa del Terror, que nos propone coger agua bendita y usarla en ciertos bloques para acabar con fantasmas y conseguir un número Drystals para ir descendiendo; y El agujero de Druaga, un laberinto subterráneo en el que tenemos que conseguir una llave para abrir cierta puerta, enfrentarnos a un enemigo final y rescatar a la sacerdotisa del lugar, todo ello teniendo en cuenta que cada vez que cava se gasta 1 punto de vitalidad, que podemos usar diversos objetos y que hay otros peligros que nos hacen perder más energía.
Como véis, las pruebas son muy variadas, encontrando además nuevos niveles de dificultad a desbloquear según avanzamos. Al principio pueden parecer muy sencillos, pero poco a poco veréis como se complica todo con más trampas, enemigos o reducción del aire, entre otros, haciendo que sólo los más hábiles puedan superarlos. Además los puzles se generan aleatoriamente para que cada partida se sienta diferente.
Por otro lado tenemos lugares como Drill Town, donde podemos comprar cromos, objetos y ayudas para las diferentes pruebas con los puntos conseguidos en las diferentes atracciones, o el Desfile de ensueño, que muestra a los personajes como si de una cabalgata se tratara y nosotros nos limitamos a tocar un silbáto y acelerar o ralentizar la música. Además, tras completar todas las atracciones, se desbloquea otro nivel, aunque no daremos más detalles para no acabar con la sorpresa.
Cada personaje tiene una serie de características que los hace únicos: Puchi puede saltar dos bloques a la vez, Susumu Hori está bien equilibrado, Anna Hottenmaier es algo más rápida, Ataru Hori y Taizou Hori son superrápidos, y Horinger-Z puede sobrevivir una vez a ser aplastado. Están pensados según la habilidad de cada jugador, aunque determinadas atracciones sólo permiten el uso de algunos de ellos.
Al seleccionar Entrar en grupo tenemos dos modos de juego locales: el Modo carrera, en el que competimos por llegar más rápido hasta los 500m de profundidad, y el Modo batalla, donde luchamos por conseguir tres medallas antes que nuestros rivales. En ambas modalidades participan de 2 a 4 jugadores y, aunque son bastante simples, resultan entretenidos para echar unas partidas junto a nuestros amigos.
La duración de la campaña no es demasiado extensa, pero es tremendamente rejugable por intentar superar nuestra puntuación, terminar el resto de niveles o desbloquear todos los extras disponibles. Tiene un estilo arcade que lo hace casi infinito, a lo que hay que sumarle su modo multijugador.
Su apartado gráfico es bastante sencillo, pero cuenta con geniales diseños para los personajes y escenarios, buenos efectos y un estilo muy simpático y colorido que lo hace apto para todo tipo de jugadores. La campaña, además, siempre está acompañada por escenas animadas que están bastante trabajadas y son muy divertidas. Comentar también que funciona con mucha fluidez sin importar la plataforma elegida, lo que incluye el modo portátil de Nintendo Switch.
El sonoro nos ha sorprendido muy gratamente, con melodías de todo tipo para cada una de las atracciones, los menús y los créditos, incluso con temas vocales, no haciéndose pesadas en ningún momento. Los efectos están conseguidos, mientras que las voces nos llegan en japonés y los textos en castellano, con algún que otro fallo en la traducción y ciertos menús sin traducir, como ya hemos comentado anteriormente.
Como conclusión, Mr. Driller DrillLand conserva toda la diversión que nos ofreció el título original, con un desarrollo muy variado dentro de su simpleza, una dificultad muy bien ajustada y escalonada, y toda la rejugabilidad que ofrecen los títulos arcade al intentar superar nuestras puntuaciones. Nos hubiera gustado que incluyera algunas opciones online, pero poco más se le puede pedir.
Aquellos que busquen un juego para pasar un buen rato en familia o simplemente un desafío a la altura, encontrarán en Mr. Driller DillLand un buen candidato, sobre todo al lanzarse a un precio reducido de 20€. Así que no os lo penséis más y poneos a excavar.