Análisis de Pathfinder Kingmaker
Owlcat Games, nos trae un RPG basado en la conocida serie de juegos del rol, apostándose por una experiencia clásica, inspirada en grandes títulos del género de antaño.


La desarrolladora Owlcat Games, nos trae Pathfinder: Kingmaker, un RPG isométrico para PC y Mac, basado en la conocida serie de juegos del rol, la cual ahora da el salto al mundo de los videojuegos, apostándose por una experiencia clásica, inspirada en grandes títulos del género como Baldur's Gate, o Neverwinter Nights entre otros.
Sus historia nos traslada a la infames Tierras Robadas, unos territorios turbulentos y peligrosos, que forman parte del universo medieval de fantasía de Pathfinder, de las cuales deberemos convertimos en su nuevo soberano. Tratándose de un RPG con un marcado estilo clásico de la vieja escuela, en el que nuestras decisiones tienen sus consecuencias, y pueden afectar positiva o negativamente a nuestro héroe y al mundo que nos rodea.
Para ello como es habitual en este tipo de juegos, al comienzo de la aventura lo primero será crear a nuestro propio héroe, o jugar con algunos de los ya predefinidos, teniendo para escoger la clases iniciales de Luchador, Paladín, Ranger, Hechicero y Clérigo. En este sentido podemos escoger su sexo, su raza, la especialidad, e incluso una serie de atributos que nos permitirán personalizar a un personaje que sea único.
A partir de ahí nos sumergiremos en una aventura cargada de diálogos, en la que las numerosas conversaciones con otros personajes forman parte de la diversión y profundidad argumental que suelen caracterizar a este tipo de títulos, pudiendo en muchas de ellas tomar decisiones, e incluso algunas respuesta solo estarán disponibles si determinadas estadísticas de nuestro héroe, están a un nivel de terminado, ayudándonos normalmente estas a persuadir o convencer a otros personajes, lo que también implica que algunos conflictos los podamos resolver sin necesidad de usar la violencia gracias a nuestra diplomacia o incluso por medio de la intimidación.
Por supuesto en nuestro periplo iremos conociendo a nuevos personajes que se podrán unir a nuestro grupo, pudiendo en total formar un equipo de hasta 6 héroes, siendo esto uno de los elementos más importantes del juego, ya que cada personaje posee su propio trasfondo personal, y hará que conocer bien a cada uno, pudiendo mejorar nuestra amista con ellos, o por el contrario crear un sentimiento de antipatía u odio, siendo nuestras acciones lo que determinarán como nos ven los otros personajes.
De hecho, dependiendo de nuestras decisiones, los acontecimientos se podrán ir desarrollados de diferente manera, con distintos desenlaces, algo que puede afectar a la moral de los miembros de nuestro grupo, o a nuestras posibilidades de que se puedan unir a nosotros determinados personajes. Además si uno de los personajes de nuestro grupo muere, lo perderemos para siempre, teniendo que proseguir la aventura sin él, si bien, siempre se puede recurrir al habitual método de cargar una partida anterior que tengamos guarda para no tener que pasar con ello.
Por su parte, pasando al sistema de combate, el cual sin duda es una de las partes más importantes y divertidas del juego, estamos ante un título que en el que las batallas tienen lugar en tiempo real, pero con la posibilidad de pausar la acción en cualquier momento y de ese modo posicionar y dar las ordenes a nuestros personajes, algo que resulta muy parecido a lo visto en juegos como el popular Dragon Age, siendo muy importante plantear bien nuestra estrategia, ya que unos personajes son más efectivos en el cuerpo a cuerpo, mientras que otros son más útiles actuando en la retaguarda, como por ejemplo un arquero, o un mago.
En relación a ello, algo que nos ha gustado bastante es la interfaz y el sistema de control, resultando siempre el uso del teclado y el ratón muy intuitivo, a pesar del buen número de menús y opciones que tendremos que usar, haciéndose uso del clásico sistema “point and click” para seleccionar a nuestros personajes, e indicarles a donde moverse, pudiendo también acercar o alejar la cámara con la rueda del ratón.
Además, como es de imaginar, durante la aventura iremos consiguiendo un gran número de armas, armaduras, accesorios, y objetos con los que podemos ir equipando a nuestro personaje, tendiendo cada equipación sus propias ventajas, pero también desventajas, y como es de imaginar, algunos personajes solo puede equiparse determinadas armas o vestimentas según su clase.
Asimismo, también es posible vender a algún comerciante todo aquello que no nos sea útil, algo que a decir verdad suele ser una necesidad, ya que el peso de lo que tengamos en nuestro inventario se tiene en cuenta, y si superamos el límite, nos veremos obligador a deshacernos de todo aquello que no podamos cargar, si no tenemos cerca un vendedor al que vendérselo.
Llegado a este punto cabe comentar que la manera de desplazarnos por el mapa principal del juego es similar a la vista en algunos otros títulos del juego, pero de una manera bastante simplificada, ya que al salir de una ciudad, un poblado, o cualquier otro lugar que podamos visitar, nos encontraremos ante una especie de mapa similar a un tablero, en el que solamente podemos avanzar en direcciones predeterminadas según las fechas que aparecen alrededor de nuestro personaje, habiendo también algunas ocasiones en el que nos sorprenda algún combate a mitad de un camino, como por ejemplo tener que enfrentarnos a una jauría de lobos, o a un grupo de asaltantes.
Aunque el juego esconde mucho más de lo que parece en un principio, ya que bien avanzada la aventura, podremos controlar el destino la región tomando el papel de gobernador, lo que nos llevará a construir edificios, y gestionar recursos, la economía, la cultura, la religión, e incluso el poder militar entre otras opciones, teniendo igualmente que preocuparnos de la opinión que tienen de nosotros nuestros súbditos, o como nos ven los gobernantes de otras regiones, siendo posible crear alianzas y expandir nuestro imperio, mientras exploramos el mapa, y conquistamos zonas estratégicas.
Entrando ya en el apartado técnico de el juego, Pathfinder Kingmaker presenta tanto luces como sombras, ya que su diseño artístico desprende mucha magia y sabe sumergirnos de lleno en el mundo del juego, observándose siempre toda la opción desde una clásica perspectiva isométrica, que hace que todo tenga una apariencia visual que nos recuerda mucho a la de los RPG para PC de antaño.
Si bien hemos notando en ocasiones algunos problemas de optimización, y algún que otro bub, algo que esperamos se vaya mejorando con los consabidos parches de actualización, que de hecho ya han empezado a llegar. Además no olvidemos que se trata de un juego que se ha financiado por medio de Kickstarter, siendo todo un logro lo que la desarrolladora ha logrado al crear un RPG de esta profundidad y complejidad.
Por su parte a nivel sonoro cumple correctamente, destacando especialmente por determinadas melodías de corte épico, mientras que las voces que escucharemos a lo largo de la aventura están en perfecto inglés, siendo el gran inconveniente que el juego no cuenta con textos español, algo que supone todo una barrera, ya que en un juego de este tipo el poder entender todo los textos resulta fundamental para poder disfrutar del juego, y comprender su mecánica.
En conclusión, Pathfinder: Kingmaker es un RPG que hará las delicias de los amantes del género, siendo precisamente los más veteranos en los juegos de ROL de corte clásico, quienes más sabrán disfrutar y apreciar todas sus virtudes, combinándose un trasfondo argumental muy completo y lleno de decisiones, elementos de exploración y gestión de recursos, junto a un buen sistema de combate con importante dosis estratégicas, así como una estupenda banda sonora.
Sin embargo si sois novatos en el género, puede tratarse quizás de un título algo complejo para iniciarse, el cual puede suponeros todo un reto por su dificultad, además es un juego en el que la trama (y por lo tanto el tener que leer mucho texto) es tan importante como la jugabilidad, algo que puede gustar a muchos, pero también disgustar a otros, más aun teniendo en cuenta que de momento no ha sido traducido al español.