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Análisis de Pikuniku

Una divertida y extraña aventura os aguarda en Pikuniku, el nuevo juego de Sectordub y Devolver Digital para Nintendo Switch y PC.

Cartel Pikuniku
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Pikuniku es un juego de aventuras, puzles, plataformas y exploración muy colorido y de desarrollo lateral que tiene lugar en un extraño mundo en el que no todo es tan alegre como parece. En principio su aspecto da a entender que estamos un juego sencillo, pero nada más lejos de la realidad. Tras su simpática fachada se esconde un título muy profundo y divertido que, a pesar de tratarse de un juego independiente, ha sabido sorprendernos muy gratamente.

Su historia comienza con el anuncio del presidente de Sunshine Inc., que propone cambiar la basura de la gente por dinero, encargándose de la tarea sus propios robots. Nuestro personaje, conocido como la bestia de la montaña, despierta sin saber como ha llegado hasta la zona y, tras ganarse la gentileza de la gente, pronto descubre que hay oscuras intenciones por parte del presidente de la compañía. Éste intenta hacerse con todos los recursos de las diferentes poblaciones. Es entonces cuando nos toca iniciar una revolución junto con un alocado elenco de criaturas y acabar con sus malvados planes.

Dicho argumento es bastante simple, pero su narrativa es muy buena, cuenta con personajes tremendamente carismáticos y montones de sorpresas. Su humor absurdo hace que sea muy llevadero, dando lugar a situaciones inesperadas que os sacarán más de una sonrisa. Comentar que a su vez critica algunos elementos de la sociedad actual, como la explotación de los recursos o el conformismo de algunas personas con tal de enriquecerse. Además todos sus textos están en completo castellano, así que no tendréis problemas para seguirlo.

El sistema de control consta de un botón para saltar, otro con el que ocultar las piernas del personaje y rodar, el de pegar patadas y la posibilidad de interactuar con diferentes objetos. Además contáis con la ayuda de sombreros, máscaras y otros objetos que amplían sus posibilidades jugables y añaden aún más interactividad, teniendo que descubrir vosotros mismos su utilidad. Es un juego que invita a la exploración y no explican sus mecánicas, pero tranquilos, no tardaréis demasiado en averiguar su funcionamiento.

A ello también ayuda el genial diseño de los escenarios. Todos cuentan con plataformas y mecánicas que debéis descubrir mediante el ensayo y error, estando estudiados al milímetro para que la precisión también sea importante. Estos se dividen por zonas, aunque son amplias y cuentan con lugares ocultos que, en ocasiones, son fácilmente visibles pero difíciles de alcanzar. Muchos de ellos sólo pueden descubrirse tras adquirir cierta habilidad, por lo que siempre estaréis viajando de un lado a otro para intentar hacer cosas nuevas.

Lo que más nos ha gustado es que hay montones de aplicaciones para estos movimientos, con puzles ingeniosos, variados y divertidos que hacen que la aventura sea muy entretenida. La mayoría de ellos juegan con las físicas, las cuales están bastante bien recreadas, así que os las tendréis que ingeniar para dar con la solución a los problemas que os planteen los lugareños o que surjan por el camino. Todo ello se ve propulsado cuando vamos descubriendo nuevos sombreros que amplían las posibilidades jugables, los montones de secretos que oculta su mundo y los diferentes minijuegos.

Y hablando de minijuegos, los hay de todo tipo: partidas de baloncesto, zonas de puro plataformeo, desafíos de baile, lugares en los que excavar… A lo largo de la aventura encontraréis multitud de ellos, aportándole variedad a su desarrollo para que nunca se vuelva aburrido. Además, algunos se pueden repetir tantas veces como queráis por simple diversión.

La dificultad del juego es bastante sencilla. De hecho, solo podemos morir cuando nos enfrentamos a determinados jefes, aunque tranquilos, se puede repetir ese tramo tantas veces como queráis. Aún así, al ser tan fácil no creemos ni que sea necesario, residiendo la mayor dificultad en descubrir todos los secretos que oculta.

Es un título cuya duración ronda las tres horas, aunque puede ampliarse bastante más, ya que cuenta con muchos secretos ocultos por su mundo, como trofeos a conseguir tras realizar ciertas acciones o localizar unas pequeñas criaturas para desbloquear escenas, haciendo que sea muy rejugable. A esto también ayudan los diferentes minijuegos que, como ya hemos comentado, son muy divertidos. Como extra tenemos un modo cooperativo local, donde dos jugadores tendrán que superar una serie de retos colaborando. Aunque en general están muy bien diseñados, quizás se podrían haber incorporado algunos niveles más, ya que podréis completarlos en muy poco tiempo.

El apartado gráfico del juego cuenta con diseños minimalistas y muy coloridos, pero sabe jugar con sus elementos para hacer que en su conjunto resulte llamativo y simpático. Los personajes son alegres y están bien diferenciados, con animaciones un tanto extrañas pero que concuerdan con el estilo del juego. Lo mismo ocurre con sus localizaciones, cuyas zonas secretas están diseñadas para ser localizadas con pequeñas pistas pero que a veces pueden ser pasadas por alto. Como no podía ser menos, funciona con mucha fluidez.

En el sonoro tenemos melodías que desprenden alegría y que varían su estilo según la situación en la que nos encontremos. Los efectos están muy cuidados, con pequeños ruidos que imitan ser voces para los personajes y textos en perfecto castellano para no perderos ningún detalle.

Como conclusión, Pikuniku nos ha sorprendido muy gratamente, siendo una aventura corta pero divertida de principio a fin, con un desarrollo que nunca se nos ha hecho pesado, puzles ingeniosos y montones de secretos a descubrir que aseguran rejugabilidad. Además es un título apto para todos los públicos por la simpatía que desprende, con algunas pruebas que podréis disfrutar en compañía de algún amigo o familiar.

Si buscáis algo diferente, estáis ante una aventura con mucha personalidad que mejora con cada paso que se da.