Switch

Análisis de Railway Empire - Nintendo Switch Edition

Crea y gestiona tu propio imperio ferroviario con Railway Empire – Nintendo Switch Edition, la versión para la consola de Nintendo que te permitirá disfrutar cuando y donde quieras.

Cartel Railway Empire Switch
Play

Railway Empire – Nintendo Switch Edition es un simulador ferroviario estratégico del siglo XIX en el que nos toca ir construyendo estaciones de tren y gestionarlas para interconectar los núcleos urbanos y así poder transportar pasajeros y mercancías que nos den ganancias para seguir ampliando nuestro imperio. Desarrollado por Independent Arts Software en colaboración con Kalypso Media, se trata de la versión para Nintendo Switch del título lanzado a comienzos de 2018 en otras plataformas, incorporando de serie todos los añadidos y mejoras que se han sacado desde entonces, así como los contenidos descargables de Méjico, Cruzando los Andes y Los Grandes Lagos. Por desgracia, los DLCs de Alemania, Francia, Gran Bretaña e Irlanda sólo están disponibles mediante pago a través de la eShop de Nintendo.

La historia del juego nos lleva hasta Estados Unidos en el año 1830, donde la industria está en auge y se acerca el “Nuevo Mundo”. Esto hace que varias empresas compitan por establecer el imperio ferroviario más dominante y poderoso de toda Norteamérica, teniendo nosotros que pensar y maniobrar mejor que nuestros competidores mientras llevamos nuestra empresa hasta el siglo 20 a través de unos 100 años.

Cada misión de la campaña cuenta con su pequeña trama, algo que se agradece para tratarse del tipo de juego que es, contando algunos detalles realmente interesantes sobre la época. Lo mejor es que sus textos y voces nos llegan en castellano para no tener problemas a la hora de seguirla.

Las mecánicas son las mismas que vimos en el resto de versiones, aunque con algunos elementos adaptados a las posibilidades de la consola. Aquí movemos la cámara libremente con los stick analógicos, desplegando entonces un menú circular que nos permite construir edificios, nuevos trenes, vías, consultar las tareas a realizar, el estado de las conexiones entre ciudades y edificios, los trenes disponibles, demoler lo que no necesitemos e incluso subastarlo, funcionando estos menús de forma muy ágil, sencilla y añadiendo cada vez más elementos. No es el sistema de control más cómodo, pero funciona correctamente.

Pronto estaremos viendo todas las opciones de gestión que tiene el juego, teniendo que crear una empresa ferroviaria guiada por el personaje que seleccionamos (cada uno con sus ventajas e inconvenientes), estaciones para unir ciudades con vías, comprar trenes, contratar personal para manejarlos, ampliar la carga con vagones, establecer rutas, poner señales para evitar accidentes, zonas de abastecimiento, crear industrias, desarrollar tecnología (con más de 300 en las que invertir)… Hay mucho en lo que pensar, lo que le aporta el toque estratégico que buscan. Lo que más nos ha gustado es preparar las rutas a través de la gestión de los trenes y las vías, que nos obligan a pensar detenidamente en su colocación para sacarse el máximo partido a los trayectos.

Todo cuenta para intentar ganar a nuestros rivales, desde la gestión de nuestra compañía y sus finanzas hasta el espionaje industrial e incluso el sabotaje para intentar salir victoriosos de esta guerra tecnológica, optimizando poco a poco nuestra red de transportes según las necesidades de cada ciudad. En total contamos con 40 locomotoras reales y más de 30 vagones a conseguir, teniendo cada una un proposito en el juego.

En general es un juego que funciona de manera correcta, teniendo que elegir entre diferentes trenes según lo que vayamos a transportar, estar pendientes de lo que necesita cada lugar o simplemente ver cómo se desarrollan las ciudades con nuestra ayuda, siendo en este sentido bastante satisfactorio. Esto no evita que no haya algunos problemas, sobre todo por unos tutoriales que no siempre son demasiado claros y que nos obligan a trastear hasta dar con el problema, así como algunas opciones de control que podrían estar mejor pensadas.

Los mapas son bastante amplios, aunque las ciudades que encontraréis en ellos son un tanto escasas. Esto hace que queden dispersos y a veces cueste encontrar una en concreto, pero con el paso del tiempo os acostumbraréis. Siempre es un placer ver como se desarrollan sus ciudades, pudiendo incluso acercar la cámara para ver todo con más detalle.

En cuanto a modos de juego, tenemos los siguientes: Campaña, que nos cuenta la historia del juego; Escenarios, donde competimos directamente con otros magnates ferroviarios; Modo Libre, en el que tenemos que superar desafíos estableciendo nosotros la configuración de la partida; y Modo Experimentar, que, como su propio nombre indica, nos permite probar diferentes cosas con dinero ilimitado para dar rienda suelta a nuestra imaginación. Son bastante variados y saben como entretener, encontrando además placas a conseguir superando distintos desafíos que le añaden más rejugabilidad.

La duración es realmente extensa, viajando a lo largo de cinco épocas diferentes cargadas de misiones a realizar que además son bastante rejugables por los desafíos opcionales, a lo que hay que añadirle el resto de modos de juego. No queremos olvidar que incluye de serie tres de sus expansiones: Méjico, Los Grandes Lagos y Cruzando los Andes, que añaden nuevas localizaciones, biomas y misiones para aportarle aún más longevidad al juego. Hemos echado en falta el resto, las cuales podréis adquirir de forma individual a través de la eShop.

Su apartado gráfico deja bastante que desear en esta versión, pero no por el detalle de las máquinas o las ciudades, sino por una resolución que no acompaña y hace que todo se vea más borroso, texturas planas y efectos mejorables, como las sombras o la iluminación. Es una pena no poder ver en todo su esplendor la genial recreación de las locomotoras de la época, en las cuales además podemos montarnos para viajar de un lugar a otro. Otro problema que se acentúa en el modo portátil son los textos, demasiado pequeños y a veces no dejando demasiado claro qué tenemos que hacer. Al menos, en general, funciona de forma fluida.

En el sonoro tenemos melodías que acompañan bien los menús, las escenas y nuestra gestión, aunque en este último queda más en un segundo plano para dejar paso a su ambientación, con efectos que no están nada mal. Sorprendentemente, el juego está doblado al castellano con una genial interpretación, algo que no se puede decir de los textos. Si bien están en nuestro idioma, cuentan con algunas erratas que a veces pueden llevar a la confusión, pero no es algo demasiado preocupante.

Como conclusión, Railway Empire – Nintendo Switch Edition es tan entretenido como el resto de versiones, siendo lo más destacado sus grandes opciones de gestión y poder disfrutar de las locomotoras de la época, con una campaña extensa y bien llevada, varios modos de juego que le dan mucha duración, tres contenidos descargables extra de serie y unos controles bien adaptados. Falla a la hora de explicar algunas mecánicas y en ciertos aspectos técnicos, siendo bastante complicado leer los textos en el modo portátil.

Aún con estos problemas, aquellos que disfruten con los simuladores y adoren todo el tema ferroviario, encontrarán un producto muy completo que asegura montones de horas de juego y diversión.