Análisis de SteamWorld Dig: A Fistful of Dirt para Nintendo Switch
Tras el debut de la segunda entrega de la saga en Nintendo Switch, SteamWorld Dig: A Fistful of Dirt llega a la plataforma para que los jugadores puedan descubrir sus orígenes. En nuestro análisis os avanzamos lo que os espera en esta genial aventura.


Su historia nos habla sobre Rusty, un robot que, al recibir una mina como herencia de su tío Joe, decide trasladarse hasta un Tumbleton, un antiguo pueblo minero que está pasando dificultades. Una vez allí descubre que su tío, el cual buscaba los restos de una antigua civilización, desapareció mientras cavaba. Excavando nos toca conseguir riquezas y descubrir la verdad de lo que ocurre en las profundidades del lugar.
Como véis, la trama no es nada del otro mundo, pero resulta entretenida, está bien narrada y nos permite conocer lo que dio lugar a esta genial franquicia. Un guión que sirve de excusa para comenzar con una aventura que brilla aún más en lo jugable, un apartado tremendamente adictivo.
SteamWorld Dig: A Fistful of Dirt es un juego de plataformas y exploración en el que la excavación tiene un gran protagonismo. Nuestro objetivo es avanzar en la trama mientras nos hacemos con minerales para obtener dinero vendiéndolo, recolectar orbes y descubrir nuevas localizaciones, donde además podemos conseguir nuevas herramientas y habilidades que amplían las posibilidades de Rusty.
Los controles son muy simples, tenemos un botón de salto, otro para picar y la posibilidad de utilizar los objetos que vamos desbloqueando y comprando en las tiendas del pueblo. Para añadirle algo más de complejidad, a lo largo de nuestro viaje encontramos ciertos portales que nos permiten aprender nuevas habilidades, aunque para utilizarlas tenemos que hacer uso de agua que tenemos que acumular.
El agua se agota, así que hay que utilizar las habilidades y herramientas que hacen uso de ella con cabeza. La luz de nuestro farol también se termina y, a pesar de que nuestra visión del escenario no se ve demasiado afectada, no podemos saber con exactitud los materiales que obtenemos al cavar. Hay algunos trucos que ayudan a que tarde más en gastarse, como colocar antorchas a lo largo de la ruta, teniendo que comprar éstas en tiendas, o bien coger llamas que dejan los enemigos caidos.
Por supuesto, no podían faltar enemigos que complican nuestro viaje, siendo estos más desafiantes cuanto más avanzamos en el juego, aunque sus armas en ocasiones también pueden jugar en su contra y acabar con ellos. Tampoco faltan las trampas, ya sea en forma de explosivos, liquidos tóxicos o el propio escenario entre muchas otras, con algunas partes que pueden venirse abajo si le quitamos la superficie de apoyo.
Los escenarios, por su parte, están genialmente diseñados y esconden multitud de rutas diferentes. Son muy amplios, por lo que desbloquear atajos o teletransportadores que nos permitan viajar rápidamente hasta el pueblo se vuelve esencial para progresar. Además, al cumplir el objetivo principal de una zona conseguimos nuevas localizaciones a las que podemos acceder desde el propio pueblo, haciendo que se rompa así la monotonía de recorrer siempre un lugar con la misma ambientación.
En ellos encontraréis también montones de puzles que os harán comeros la cabeza hasta dar con vuestro objetivo, con la posibilidad de salir y entrar en una sala para que todo se reestablezca si falláis.
Nos ha gustado mucho la sensación de progresión que deja, ya que al recolectar materiales tenemos que venderlos en el pueblo (puesto que la capacidad de nuestra bolsa es limitada) para obtener dinero y experiencia que nos permite subir de nivel y desbloquear nuevas herramientas a comprar que facilitan nuestra tarea. Y aquí es donde entra en juego el pueblo de Tumbleton, que es el lugar en el que podemos canjear las gemas, comprar nuevos útiles o viajar hasta nuevas localizaciones.
La duración puede ser uno de los puntos negativos del juego, ya que puede completarse en unas cinco horas si nos lo tomamos con calma. Al menos invita a seguir jugando una vez terminada la aventura para intentar descubrir todos sus secretos o bien por comprar todos los útiles de la tienda. Tampoco encontraréis ninguna novedad respecto al resto de versiones, más allá de aprovechar las capacidades de la consola para poder disfrutar del juego en cualquier parte, tanto en el modo sobremesa como en el portátil.
Su apartado técnico puede que no destaque demasiado hoy en día, pero sus diseños son bastante atractivos, con personajes bien animados y escenarios variados que rompen con la monotonía y cuentan con multitud de caminos genialmente estudiados. Los efectos también cumplen, haciendo que en general resulte llamativo.
El sonoro no está nada mal, con buenas melodías que le dan ese toque steampunk que buscan, junto con efectos llamativos y textos en completo castellano para no perdernos ningún detalle.
SteamWorld Dig: A Fistful of Dirt sigue siendo tan entretenido y divertido como antes, con unas mecánicas sencillas pero que funcionan muy bien, escenarios genialmente diseñados y muchos secretos por descubrir, aunque ahora con la posibilidad de ser disfrutado en cualquier parte. No incluye novedades respecto al resto de versiones, pero al funcionar tan bien no los creemos necesarios.
Un título que gustará a los aficionados de los juegos de plataformas. Eso sí, aquellos que hayan jugado con anterioridad no encontrarán incentivos para rejugarlo.