Análisis de The Last of Us Parte II
Tras siete años de espera, la continuación de uno de los títulos más aclamados de la anterior generación regresa con The Last of Us Parte II, el juego más ambicioso de Naughty Dog.


Después de sorprender a los jugadores de PlayStation 3 con una aventura cuya historia, jugabilidad y gráficos estaban bastante por encima de otros juegos del mercado, muchos han estado siguiendo los pasos de Naughty Dog preguntándose cuándo disfrutaríamos de una secuela a la altura del original. Siete años han pasado desde entonces para que podamos ver en tiendas The Last of Us Parte II, una continuación que arriesga en todos sus apartados para ofrecer una vez más un juego redondo que, sin duda, no dejará indiferente a nadie.
The Last of Us Parte II es una aventura de supervivencia que se centra en la exploración, el sigilo y la acción, con un desarrollo muy al estilo de las películas donde se muestran escenas creadas con el motor del juego para narrarnos su historia y una excelente ambientación que siempre sabe como mantenernos en tensión. Visto así, puede parecer muy similar a lo visto en el juego original, y en el fondo lo es, pero mejora notablemente todos sus apartados y consigue que en general sea mucho más satisfactorio.
Su historia, de la que no contaremos demasiado para evitar spoilers, tiene lugar cinco años después de la travesía de Ellie y Joel tras superar los desafíos del anterior juego en unos Estados Unidos devastados, llegando entonces a Jackson, Wyoming, para asentarse en una próspera comunidad de supervivientes. Este lugar les ha otorgado paz y estabilidad a pesar de la constante amenaza de los peligrosos enemigos, al menos hasta que unos violentos acontecimientos truncan esa paz. A partir de dicho momento comienza una nueva aventura para Ellie, que se embarca en un viaje sin descanso en busca de venganza para pasar página.
Este argumento es uno de los aspectos más destacados del juego, con una increíble narrativa y unos personajes muy carismáticos con los que es fácil empatizar. Demuestra cómo el odio puede cambiar a las personas, con giros completamente inesperados, momentos cargados de acción y escenas que quitan el hipo. No se corta a la hora de desarrollar ciertos momentos en los cuales nos podemos sentir incómodos, con mucha violencia y temas que pueden crear controversia, tomando la compañía muchos riesgos en este sentido que, en lo personal, nos han encantado. Lo mejor es que llega, como todas las producciones de Sony, completamente doblado al castellano, así que no tenemos que quitar la vista de lo que sucede en pantalla para leer los subtítulos.
Las mecánicas son muy similares a lo visto en el primer juego, pero mejorando muchos aspectos para que sea aún más redondo. Aquí podemos desplazarnos en cualquier dirección, saltar, escalar, balancearnos en cuerdas, agacharnos e incluso tumbarnos para superar ciertos obstáculos o aprovechar coberturas como vehículos, muebles e incluso la hierba alta. Después, como siempre, tenemos varios tipos de armas a nuestra disposición con las que apuntar con precisión, disparar y recargar, así como un sistema de combate cuerpo a cuerpo que se basa en esquivar y contraatacar con algún que otro quick time event. Además hay varios objetos a utilizar como botellas, cócteles molotov o incluso la capacidad de agarrar ciertos objetos para lanzarlos. Siempre están sorprendiendo con nuevas acciones, lo cual hace que su desarrollo sea muy variado.
A pesar de que hay montones de momentos en los que la acción es obligatoria, se nota que es un título pensado para el sigilo, con montones de enemigos que siempre nos superan en número, una inteligencia artificial que nos obliga a estudiar cada uno de nuestros pasos y escenarios amplios que mejoran nuestras opciones a la hora de afrontar una misma misión. Tanto es así que podemos incluso utilizar la escucha para detectar enemigos tras las paredes e intentar sorprenderlos por la espalda para darles una muerte silenciosa.
También está el sistema para crear diversos utensilios como curas, bombas aturdidoras o cócteles molotov entre otros, aunque para ello antes hay que descubrir sus respectivas recetas y después conseguir materiales por los escenarios. Por otro lado tenemos la clásica mejora de habilidades a base de gastar píldoras que encontramos escondidas por los rincones de su mundo y la de armas, las cuales modificar y mejorar utilizando piezas en los bancos de trabajo repartidos por su mundo.
Y hablando de su mundo. Aunque en los primeros momentos parezca muy lineal, poco a poco va ganando en amplitud y verticalidad para que podamos afrontar una misma misión de diversas formas y añadirle rejugabilidad. Estudiar una buena ruta antes de actuar es muy necesario, ya que alertar a los enemigos puede hacer que rápidamente nos rodeen y no tengamos más escapatoria que intentar correr para comenzar de nuevo. Hay incluso una zona enorme a explorar con total libertad para la que nos dan un mapa, así como pequeños puzles que enriquecen la experiencia. Para recorrer largas distancias podemos montar a caballo o utilizar ciertos vehículos.
Por otro lado tenemos una gran variedad de enemigos, algunos conocidos y otros completamente nuevos, pero con una inteligencia artificial muy cuidada que hace que sean más peligrosos que nunca. Aquí encontraréis a otras facciones de supervivientes, enemigos con diferentes equipamientos e incluso perros guardianes que pueden rastrear nuestro olor, infectados, el regreso de los chasqueadores y otros tipos de los mismos que preferimos que descubráis vosotros mismos.
Su conjunto hace que sea un juego redondo, con un desarrollo variado y que nunca deja de sorprender al ir añadiendo nuevas mecánicas de forma escalonada para que no llegue a abrumar. Además los controles responden de forma muy ágil y precisa, con montones de opciones para personalizarlos y diferentes niveles de dificultad con los que, sin importar el nivel de habilidad del jugador, cualquiera pueda disfrutar de la aventura.
Pero lo más sorprendente, y que sin duda atraerá a más jugadores, son sus opciones de accesibilidad. Hay controles alternativos, ayudas visuales y de aumento, de reducción de mareos, de navegación y travesía, de textos a voz y pistas de audio, y de accesbilidad de los combates. Son tantas las opciones disponibles que, por increíble que parezca, incluso personas ciegas pueden completar la aventura.
La duración del juego es otro de sus puntos fuertes. Supera ampliamente las 20 horas de juego, aún más si nos dedicamos a buscar los coleccionables y huevos de pascua, algunos ampliando la historia con más detalles que nos ayudan a profundizar en ella. Además, gracias al genial diseño de los escenarios, la jugabilidad y los extras, como una galería con diseños y modelos desbloqueables, es un título muy rejugable. No queremos olvidar que incluye un completo modo foto en el que podemos mover la cámara con total libertad y jugar con muchas opciones como personajes que se muestran en pantalla, filtros, marcos o profundidad de campo, entre otras.
Y que podemos decir del apartado gráfico, no sólo es una obra de arte a nivel artístico, sino que en lo técnico parece estar una generación por delante de otras producciones. Los modelados y las animaciones son esquisitas (con expresiones que saben transmitir sensaciones), las cinemáticas espectaculares, el nivel de detalle de los escenarios es enfermizo y las localizaciones son muy variadas entre sí. Los efectos también son impresionantes, con explosiones muy cuidadas, pisadas en la nieve, niebla, una iluminación soberbia… No tenemos nada malo que decir en este punto, funcionando siempre con mucha fluidez y sin ningún tipo de carga durante las partidas más allá de la inicial.
En el sonoro tampoco se queda atrás, con una banda sonora amplia y muy variada, compuesta por Mac Quayle con la inestimable ayuda de Gustavo Santaolalla, que acompaña genialmente nuestros viajes, los momentos de acción y los más emocionales. Todo ello siempre con efectos que ambientan a la perfección su mundo y que saben como aumentar nuestra tensión en los momentos oportunos. No queremos olvidar su excelente doblaje al castellano, que nos hace sentirnos dentro de una película, pudiendo acompañarlos de textos e incluso cambiarle el idioma por si preferimos disfrutar del original.
The Last of Us Parte II es, como conclusión, una manera excelente de despedir una generación consolas, con una historia tan sorprendente como adictiva, estando genialmente narrada, con escenas que parecen sacadas de una película, una jugabilidad exquisita y un apartado audiovisual que alcanza cotas impensables para la actual generación. Además, su duración es muy elevada y cuenta con montones de elementos que lo vuelven rejugable, con mecánicas que se van añadiendo escalonadamente y muchas opciones de accesibilidad para que cualquier jugador pueda disfrutarlo.
Una vez más, Naughty Dog demuestra que es una de las compañías más grandes del sector, sin miedo de arriesgar a la hora de contar historias y que es capaz de cuidar hasta el más mínimo detalle. Sólo nos queda esperar a ver cual será el próximo paso de gigante que dé la compañía.