Análisis de The Spectrum Retreat
Adéntrate en un misterioso hotel con The Spectrum Retreat, un juego cargado de puzles en el que nos toca escapar del lugar.


The Spectrum Retreat es un título de puzles y misterios que se desarrolla desde una perspectiva en primera persona, donde tenemos que ir jugando con los colores si queremos seguir avanzando. Se divide en dos partes bien diferenciadas: una en la que tenemos que explorar a fondo el hotel para desentrañar la trama y conseguir un código PIN que nos de acceso a una nueva sala, y otra en la que resolvemos puzles para avanzar hasta la siguiente planta, con unas mecánicas muy interesantes que le aportan un toque de originalidad.
Su historia nos pone en el papel de un personaje que despierta en la habitacíón de un extraño hotel llamado The Penrose, lugar en el que nos recibe el gerente para invitarnos a desayunar. Tras coger nuestro dispositivo circular, con el que Cooper nos da pistas a lo largo de la aventura, viajamos hasta el restaurante, no sin antes descubrir que estamos retenidos contra nuestra voluntad. A partir de aquí comienza el desafío, teniendo que llegar hasta la azotea del hotel para intentar escapar, aunque para ello primero tenemos que recorrer todas las plantas en busca de un código de verificación para tener acceso a un puzle que, tras resolverlo, nos da acceso a la siguiente.
Este argumento nos ha sorprendido bastante, descubriendo lo ocurrido poco a poco tras ver las pistas que han dejado otros huéspedes y las conversaciones que mantenemos con Cooper y algunos de los trabajadores del hotel. Encontraréis dos finales diferentes a descubrir, si bien es cierto que llegado un determinado punto de la aventura se vuelve bastante predecible. Comentar también que sus textos nos llegan en completo castellano para que no tengáis ningún problema para seguirlo.
Los controles no hacen uso de demasiados botones, así que rápidamente os haréis a ellos. Podemos desplazarnos libremente en cualquier dirección, saltar y utilizar un botón para interactuar con los diferentes objetos del escenario, usando ese mismo después para resolver los puzles cambiando absorviendo el color de unos bloques con nuestro dispositivo circular para después ponérselo a otro y desbloquear nuevas rutas. Puede parecer sencillo, pero nada más lejos de la realidad, jugando muy bien con estos colores para que los puzles sean cada vez más complejos y añadiendo nuevas mecánicas al avanzar que hacen que ganen más profundidad.
Durante las partes de exploración nos dedicamos a recorrer los diferentes pasillos en busca de algo que desentone con el entorno para intentar dar con la clave que nos permita activar el panel, descubriendo a su vez la historia y profundizando aún más en ella con ciertos coleccionables. Si no encontráis el lugar no os preocupéis, ya que constantemente recibiréis pistas que os ayudan a localizarlo con facilidad.
Los puzles, por otra parte, son entretenidos, variados y nunca estaréis demasiado tiempo para dar con la solución. Es cierto que quizás por reciclar algunos elementos de los escenarios pueda dar la sensación de repetición, pero al ir añadiendo algunas mecánicas nuevas como más colores o la capacidad de teletransportarnos hace que nunca se haga aburrido en su desarrollo. También hemos notado que, aunque en general avanzaréis sin muchos problemas, hay puzles un tanto frustantes que os obligan a volver hasta el principio si os habéis equivocado con algún paso.
En cuanto a duración, estamos ante un juego que ronda las seis horas, tiempo al que hay sumar la rejugabilidad por descubrir los dos finales y haceros con los coleccionables, los cuales profundizan algo más en la historia. Un tiempo que está bastante bien si tenemos en cuenta el precio del juego.
El apartado gráfico no está nada mal, con un hotel un tanto frío que nos aporta esa falta de humanidad en el juego y un buen uso de ciertos elementos para contar la historia. Sus diseños nos han gustado, pero al reciclar constantemente algunas partes puede hacerse repetitivo, especialmente en los puzles. Quizás a lo largo del desarrollo encontraréis algunos bugs y pequeños problemas gráficos que se ven acentuados en la versión de Nintendo Switch, con montones de dientes de sierra en las sombras y errores que pueden llegar a molestar.
El sonoro también cumple su cometido, con melodías que saben acompañar cada situación que vivimos en el juego, buenos efectos de sonido y un doblaje en inglés bastante cuidado. Lo mejor es que contamos con textos en castellano que permiten seguir perfectamente el argumento y las pistas que nos van dando.
Como conclusión, The Spectrum Retreat es un título interesante que nos invita a estar constantemente descubriendo su historia y profundizar en ella a través de los coleccionables, con unos puzles entretenidos que añaden nuevas mecánicas según avanzamos. Quizás su mayor problema reside en un apartado gráfico que, a pesar de estar trabajado, recicla ciertas partes y hace que a la larga se sienta un tanto repetitivo, aunque lo compensa con su genial ambientación.
Un juego que recomendamos a aquellos que disfruten resolviendo puzles desde una perspectiva en primera persona, con una historia interesante y varios extras que le aportan rejugabilidad.