Análisis de Valhalla Hills: Definitive Edition
El juego de gestión y estrategia Valhalla Hills da el salto de PC a consolas con una edición definitiva que incluye de serie los DLCs de La arena de los Condenados y Montañas de Fuego, así como el añadido exclusivo de La Cueva de los Enanos.


Su historia nos habla sobre Leko, el hijo más joven de Odín, que ha sido desterrado a Midgard por su padre al no haber cumplido sus expectativas sobre su futuro. Más interesado en construiraldeas que en saquearlas, ahora se encuentra lejos de casa. Sólo hay una cosa que puede hacer,guiar a su gente hasta la ansiada gloria celestial de la única manera que sabe. En el papel de Leko nos toca liderar a un grupo de guerreros vikingos a través de las montañas de Valhalla Hills, donde el mágico portal espera para llevar al protagonista al lugar que merece, el regazo de los Dioses. Pero este viaje es peligroso y los vikingos necesitan algo por encima de todo… sobrevivir.
Como es normal, el argumento no es uno de sus puntos fuertes, ya que está más centrado en su jugabilidad. Al menos sirve como una buena introducción para dar paso al apartado principal del juego.
Valhalla Hills: Definitive Edition es un título de estrategia, gestión de recursos y construcción de edificios en el que nos enfrentamos a una serie de niveles que se generan proceduralmente, estando la salida de los mismos custodiada por enemigos. Ya sea derrotándolos o convenciéndolos con ofrendas, tenemos que cumplir con el objetivo que se nos marca para avanzar. Al principio es sencillo pasar realizando ofrendas, pero cuando progresamos un poco nos damos cuenta de que optar por el combate no es una opción con los guardas campando a sus anchas.
Los controles no han variado demasiado desde su lanzamiento en PC, donde para adaptarlos a los mandos de las consolas se ha optado por dejar el puntero pero manejándolo con el stick analógico en lugar del ratón y nos desplazamos libremente con el otro, con un sistema de cámaras que no acaba de convencernos del todo. Es cierto que resultan más ágiles en la versión de ordenador, pero si no habéis jugado a ésta no tardaréis en adaptaros a ellos y resultan bastante sencillos a pesar de seguir siendo algo toscos. No hay que olvidar que el juego incluye tres velocidades de paso del tiempo que agilizan ciertas acciones.
No podemos controlar directamente a los vikingos, sino que actúan de forma automática con las indicaciones que les vayamos dando. El número que tenemos a nuestra disposición va en aumento con cada nivel y pasa lo mismo con sus exigencias que, si no las cumplimos, hace que se nieguen a trabajar. Es por ello que nuestro objetivo es mantenerlos contentos recolectando materiales para construir, creando armas para la lucha y alimentándolos, consiguiendo que nuestra civilización avance, porque si nos equivocamos puede que nos toque reiniciar el nivel.
La inteligencia artificial de los vikingos a veces deja bastante que desear, ya que tardan bastante en organizarse y en ocasiones se enfrascan en situaciones de peligro que no llevan a nada, por lo que se echa en falta poder darles algunas órdenes directas de vez en cuando.
Como es lógico, durante las primeras horas de juego no tenemos a nuestra disposición todas las edificaciones – un total de 35 diferentes -, por lo que nos toca desbloquearlas y descubrir como gestionar cada una de ellas mediante tutoriales cuando las conseguimos. Estas construcciones tienen un rango de influencia, por lo que nuestros vikingos sólo pueden utilizar los recursos que encuentran en dicha zona. Puede parecer algo simple, pero si lo gestionamos mal podemos quedarnos sin recursos y sin construir ese edificio que nos resultaba tan necesario.
Es un juego bastante exigente, sobre todo en los niveles más avanzados. Aquí hay que tener muy en cuenta varios factores, como los recursos disponibles o la inclinación de las colinas en las que construimos, ya que determinadas zonas requieren más materiales para su construcción y podriamos acabar consumiéndolos todos.
Encontraréis dos modos de juego, el modo clásico y el juego abierto. La mayor diferencia que encontraréis entre ambas modalidades radica en que en el juego abierto todas las construcciones estás desbloqueadas y los enemigos ofrecen un reto un poco mayor.
La duración del juego principal puede rondar las 12 horas y siempre dependerá de vuestro estilo de juego, sin olvidar que ofrece bastante rejugabilidad por intentar afrontar dichas misiones de otra manera. La edición difinitiva incluye además de serie los contenidos descargables de “La Arena de los Condenados”, que nos lleva hasta escenarios áridos cargados de peligros, y las “Montañas de Fuego”, con terrenos de lava muy desafiantes. No hay que olvidar el mapa exclusivo de consolas “La Cueva de los Enanos” para añadir algo más de variedad y duración al título.
El apartado gráfico es simpático gracias a unos personajes y escenarios de estilo cartoon coloridos que resultan atractivos a la vista a pesar de su simpleza. Los efectos están bastante cuidados, ya sea en los combates, las transiciones en el día y la noche o jugando con el enfoque de la cámara para centrarse en determinados lugares del escenario entre otros. No esperéis ninguna maravilla técnica, pero cumple con su cometido.
Lo que sí nos ha gustado mucho han sido las melodías, que tienen un toque celta muy adecuado para este tipo de juego. Tenemos buenos efectos de sonido y textos en completo castellano para comprender mejor su historia y determinados aspectos de la aventura.
Valhalla Hills: Definitive Edition ofrece una experiencia divertida para aquellos que disfruten con los juegos de estrategia centrados en la gestión de recursos, con una dificultad bien ajustada que ofrece un buen reto en sus niveles finales. Al tener escenarios que se generan proceduralmente ofrece mucha rejugabilidad. Quizás no es tan complejo como otros títulos del género, pero sin duda es bastante satisfactorio.
Si no probasteis el juego en su día y los controles no os suponen un problema, estáis ante una adaptación bastante buena y que además añade contenidos descargables que alargan su duración.