Vídeo análisis de Carmageddon: Max Damage
Una de las sagas más brutales y sangrientas regresa a las consolas de la mano de Stainless Games y BadLand Games con Carmageddon: Max Damage. Modifica tu vehículo para llevar a cabo una escabechina y descubre sus principales cualidades en nuestro análisis.


Carmageddon: Max Damage es un juego de carreras cargado de adrenalina en el que seis vehículos compiten entre sí por ser el último que se mantiene en pie o el primero en cumplir un determinado objetivo. En total tenemos tres modos de juego: Trayectoria, una serie de misiones divididas en dieciséis capítulos con más de cincuenta eventos a completar; Partida Libre, que se desbloquea al finalizar niveles en el modo Trayectoria y que nos da la libertad de jugar sin ningún tipo de preocupación para probar diferentes combinaciones; y el Multijugador, permitiendo desafiar hasta a cinco jugadores para disfrutar de una fiesta de accidentes o crear un equipo para dar caza a los vehículos enemigos.
En este juego contamos con unos diez mapeados bastante abiertos, con pequeños campos de batalla y más de treinta vehículos a conseguir y personalizar, teniendo que robarlos a lo largo de la campaña para obtenerlos. Cada uno tiene una personalidad única, aunque todo ello se ve entorpecido por un control bastante deficiente, físicas poco trabajadas, un sistema de daños simple, una inteligencia artificial practicamente nula y algunos bugs repentinos que hacen que la experiencia deje mucho que desear. A todo ello hay que sumarle su escasa dificultad y los largos tiempos de carga.
Podemos consultar el mapa en cualquier momento con el fin de localizar nuestro objetivo, así como ver los daños que ha recibido el vehículo en la esquina superior derecha para comprobar si es necesario arreglarlo con urgencia.
Los escenarios están cargados de peatones y barriles que, junto con los choques, nos proporcionan dinero con el que podemos arreglar nuestro vehíiculo, recuperar la posición en el escenario o comprar diversos potenciadores a lo largo de la carrera. Estos barriles también ofrecen de vez en cuando potenciadores gratuitos, encontrando más de noventa de ellos, aunque son totalmente aleatorios y pueden beneficiarnos o ser perjudiciales.
Pero no todo es malo en este juego, ya que a pesar de la poca variedad que encontramos en su desarrollo, la duración de la campaña es extensa. Están las eventos Carmageddon Clásico, donde tenemos que destrozar todos los coches, eliminar a todos los peatones o ganar la carrera para conseguir la victoria; las Carreras a Muerte, en la que gana el primer jugador que cruce la línea de meta pudiendo robar vueltas a los oponentes destrozándolos; Persecución al Peatón, buscando a los peatones iluminados para atropellarlos y conseguir la mayor cantidad de puntos posible; Estampida desde el punto de control, teniendo que recorrer todos los puntos de control antes que nuestros rivales; A la caza del zorro, donde sobrevivir a los embistes de los contrincantes durante un tiempo determinado; y Aplasta coches, consiguiendo puntos al destrozar a los oponentes y perdiéndolos si acaban con nosotros.
También incluye un curioso sistema llamado Repetición de la Acción con el que revivir el desastre que hemos ocasionado manipulando las cámaras y diversas opciones de reproducción para después compartirlas online.
Su apartado gráfico tampoco está a la altura, con escenarios simples, texturas planas, efectos poco trabajados, físicas que dejan mucho que desear y modelados que no están al nivel de esta generación de consolas, con algunos bugs que pueden resultar molestos. Al menos funciona de manera fluida y hay pequeños detalles que hacen referencia a la saga.
La banda sonora cuenta con temas cañeros que acompañan bien las partidas, pero quedan muy lejos de lo visto en los mejores juegos de la franquicia. Los efectos están algo más conseguidos, pero no son nada del otro mundo. Sus textos nos llegan completamente en castellano, encontrando algunos errores en su traducción.
Carmageddon: Max Damage es un título bastante extenso, con montones vehículos a desbloquear y mejorar, varias pruebas a superar y la satisfacción de dar rienda suelta a vuestra sed de sangre. El problema es la multitud de fallos que tiene, con una IA pésima, físicas poco trabajadas y un desarrollo cuya escasez de variedad llega a cansar. A todo ello hay que sumarle el mal funcionamiento del online, que al menos haría más interesantes las partidas con amigos.
En lo técnico es muy pobre, con texturas, modelados y efectos que parecen sacados de una generación anterior. El sonoro al menos está más trabajado.
Un juego que entretiene pero que podría haber dado mucho más de sí, siendo lo mejor las contínuas referencias a pasadas entregas.