Vídeo análisis de Driveclub VR
El juego de carreras del extinto equipo de Evolution Studios llega ahora a la realidad virtual con Driveclub VR. Analizamos este arcade de velocidad para avanzaros todos sus detalles y novedades incorporadas.


Estamos ante un juego de carreras arcade que, aunque no pretende ser un simulador, cuenta con un sistema de control con un toque algo realista y exigente, por lo que no ha variado nada respecto al orginal. La mayoría de contenidos incluidos en esta versión pertenecen a Driveclub, a lo que hay que sumarle los múltiples contenidos descargables que se fueron publicando tras su lanzamiento y otros nuevos creados para la ocasión. Estos nuevos contenidos llegarán posteriormente a la versión normal del juego, lo que nos parece todo un acierto. Además, si tenéis el pase de temporada de Driveclub, la versión de las PlayStation VR os saldrá a mitad de precio.
Nada más montarnos en el vehículo notamos su gran inmersión, contando éstos con multitud de detalles que podemos observar detenidamente desde las gafas. Cuando pasamos a las carreras es un placer poder mirar a cada lado para localizar a nuestros rivales, ya sea directamente o a través de los retrovisores, lo que nos mete de lleno en el mundo de las carreras y hace que se sienta aún más emocionante.
Hay unos 80 vehículos reales a conducir e inspeccionar a fondo que, aunque no sean demasiados, nos gusta mucho poder disfrutar desde las VR. A pesar de ser la mayoría del juego original, contamos con 114 rutas por las que competir, encontrando mucha variedad entre ellas. Todos los campeonatos y posibilidades de Driveclub, como la personalización de vehículos y clubes, se mantienen intactas, por lo que no encontraréis problemas en este sentido.
En esta ocasión se han añadido opciones curiosas al juego, como Crucero, donde podemos conducir tranquilamente sin necesidad de pisar el acelerador, o Pasajero, unas repeticiones que disfrutamos desde la perspectiva del asiento del pasajero.
Lo peor de todo viene dado por los recortes en el apartado gráfico, algo en lo que destacaba especialmente el título original. El primer cambio lo notamos en la parrilla, que ha visto el número de corredores reducido hasta ocho, lo que le resta algo de competitividad. A todo ello hay que sumarle un descenso de resolución que hace que se vea menos definido y recortes generales que merman mucho este apartado.
Pero lo que más se ha visto afectado han sido ciertos aspectos de la climatología, que ha desaparecido por completo, y elementos y texturas de los escenarios. Además hay un pronunciado popping que puede resultar molesto en muchas ocasiones, ya que aparecen repentinamente ante nosotros en lugar de en la lejanía, y dientes de sierra. Si no estáis acostumbrados a la tecnología de realidad virtual también puede provocar algunos mareos, debido sobre todo al movimiento del vehículo y de nuestra cabeza a la vez, algo muy a tener en cuenta si tenéis pensado haceros con él y sois propensos a los mismos.
El apartado sonoro no ha variado nada, por lo que encontraréis buenas melodías en los menús, una genial ambientación y efectos cuidados que disfrutaréis mucho con unos buenos cascos.
Driveclub VR es, como conclusión, un título tan completo como el original, con un sistema de conducción muy satisfactorio y grandes desafíos a superar. La cantidad de campeonatos y circuitos ha completar hace que su duración sea muy extensa, algo que no se puede decir del resto de títulos de realidad virtual, a lo que hay que sumarle su modalidad online. Es una pena que no podamos competir contra jugadores del título original.
En lo técnico ha sufrido muchos recortes que afean el resultado general, pudiendo provocar incluso algunos mareos. Al menos el sonido cumple con creces.
A falta de ver que mejoras incluirá en PS4 Pro, estamos ante un título muy disfrutable si no sois propensos a los mareos y no le dais demasiada importancia a sus gráficos.