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Vídeo análisis de Far Cry Primal

Ubisoft nos traslada hasta la edad de piedra con Far Cry Primal, viajando atrás en el tiempo para sacar nuestro lado más salvaje en esta nueva entrega de la franquicia.

Far Cry Primal
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Su historia nos traslada hasta 10.000 años atrás, a una época en la que enormes bestias como el lanudo mamut o el tigre dientes de sable dominaban la Tierra. Aquí manejamos a Takkar, un experto cazador y a la vez último superviviente de su grupo de caza. Tras llegar a la majestuosa y salvaje tierra de Oros sólo tenemos un objetivo: sobrevivir en un mundo en el que los humanos son la presa. Viajamos como lo hicieron los primeros seres humanos para intentar dominar a la naturaleza y evitar la extinción, interactuando con un grupo de inolvidables personajes que nos ayudan a reducir los peligros de este salvaje mundo. Comienza nuestra lucha por la supervivencia y la conquista de Oros.

Estamos ante un título de acción en primera persona con un enorme mundo abierto a explorar en el que, para sobrevivir, tenemos que hacer crecer a nuestra tribu y perfeccionar las habilidades de Takkar para liderar a su pueblo. Para afrontar las batallas se nos ofrecen dos estilos de juego diferente: el sigilo o la acción, contando con un gran arsenal de armas que nos permiten atacar tanto a corta como larga distancia. Estas armas, junto con otros utensilios, se crean mediante los huesos de los animales caídos, siendo la artesanía muy importante.

La visión del cazador, con la que podemos ver resaltados a los enemigos o recursos, regresa. Al activarla la pantalla se desatura, perdiendo así color para poder ver con mayor claridad nuestro objetivo resaltado.

Contamos con transición entre el día y la noche, siendo este uno de los aspectos más importantes del juego, ya que algunos depredadores nos acechan en la oscuridad y nos obligan a encender hogueras para iluminar el lugar e intentar espantarlos. Dependiendo de la zona en la que nos encontremos, además, el frío puede afectar a nuestro personaje, lo que nos obliga a vigilar un medidor si no queremos morir.

Hay varios elementos reciclados de pasadas entregas con ligeros cambios para adaptarse a la época en la que se desarrolla esta entrega. Los prismáticos, con los que visionábamos los campamentos y marcábamos a los enemigos, han sido sustituidos por un búho que planea por los escenarios, marca los objetivos e incluso nos permite lanzar bombas, haciendo que pierda ese toque realista y cuyo uso podría haber sido prescindible. También contamos de nuevo con el gancho, permitiendo escalar casi cualquier zona rápidamente, sufriendo el mismo problema mencionado anteriormente.

Para aprender nuevas habilidades y mejoras contamos con una serie de misiones específicas protagonizadas por varios personajes, siendo este uno de los grandes ejes del juego. La libertad es muy amplia, pudiendo afrontar las misiones y objetivos en el orden que queramos. Eso sí, para poder avanzar en la aventura y realizar ciertas misiones principales se nos exige haber completado otras secundarias, siendo la línea que divide estas misiones algo difusa.

El entorno y los animales, que en anteriores títulos de la saga ya tenían un gran peso, son muy importantes en Far Cry Primal. La caza y la recolección están presentes desde el principio de la aventura, siendo muy necesarios para construir útiles que nos ayuden a avanzar. Hay que tener mucho cuidado, ya que el olor a sangre de las presas caídas puede atraer a otros depredadores y nos obligarán a pelear por ella.

Poco después aprendemos una de las habilidades más importantes del juego, la doma de animales. Si queremos hacernos con su poder tenemos que lanzar un cebo y, cuando un animal venga a comérselo, acercarnos sigilosamente para domarlo siempre y cuando tengamos la respectiva habilidad. Una vez conseguido estará siempre a nuestra disposición, apareciendo en un menú desplegable, aunque al igual que nuestro personaje pueden morir. Llegado el momento incluso podemos cabalgar sobre los más grandes, ya sea para desplazarnos a mayor velocidad o para utilizarlos en batalla. Todos están bien diferenciados entre sí, con habilidades únicas muy útiles dependiendo de la situación, pudiendo darles incluso órdenes simples como atacar o desplazarse a cierto lugar.

Al tratarse de un mundo abierto, no podían faltar un montón de contenidos extras que alargan mucho la duración del juego, tales como cacerías, asaltos de campamentos, coleccionables, exploración de cuevas o, simplemente, mejorar a nuestro personaje para así aumentar sus características y aprender nuevas habilidades. Quizás estas tareas se vuelvan algo repetitivas con el tiempo, siendo muy familiares a aquellos que hayan jugado las últimas entregas de la franquicia, pero resultan entretenidas.

Su apartado gráfico está bastante logrado, con una buena iluminación, personajes bien modelados y animados, y escenarios detallados con efectos llamativos que nos trasladan perfectamente hasta la época. Es cierto que el motor gráfico empieza a sufrir ciertas carencias, pero funciona con mucha fluidez, no encontrando caídas en ningún momento por muchos elementos que veamos en pantalla. Destacan sobre todo los geniales diseños, creando estampas de gran belleza.

Los sonidos y los efectos hacen que nos metamos de lleno en la aventura, recreando a la perfección el entorno salvaje. En esta ocasión los personajes hablan un idioma primitivo llamado wenja, haciendo que resulte mucho más creíble su ambientación. La banda sonora nos ha parecido buena, con algunos temas vocales de gran calidad.

Far Cry Primal sigue siendo tan bueno como anteriores entregas, con un enorme mundo abierto a explorar lleno de montones de tareas a realizar, ya sean principales o secundarias. Las nuevas mecánicas nos han parecido muy acertadas, aunque se han reciclado muchas otras de pasadas entregas que quizás no cuadren demasiado con su estilo y hacen que se sienta parecido al resto de la saga.

Gráficamente destaca su ambientación, con geniales diseños que nos dejarán boquiabiertos. Las melodías y efectos también ayudan a meternos de lleno en el juego.

Un título que disfrutaremos de principio a fin pero que quizás falle al reciclar ciertas mecánicas de anteriores juegos, haciendo que en ocasiones llegue a resultar repetitivo.