Vídeo análisis de RiME
Explora un gran mundo abierto, resuelve puzles y afronta momentos de plataformeo con RiME, la nueva aventura de Tequila Works que llega a múltiples plataformas gracias a su colaboración con Grey Box y Six Foot. Un entretenido viaje del que os hablamos en nuestro análisis.


En esta historia nos ponemos en el papel de un joven que, tras un naufragio, despierta en una misteriosa isla. Con voluntad de superación y la guía de un pequeño zorro que nos acompaña durante toda la aventura nos toca explorar la enigmática isla y descubrir todos los secretos que oculta.
Dicho argumento nos ha gustado mucho y es contado mediante elementos visuales que encontraréis a lo largo de todo el juego, sin ninguna línea de texto. Evitaremos entrar en spoilers, pero os podemos decir que aunque os sentiréis desconcertados entre tantos enigmas y tan pocas pistas durante la aventura, todo cobra sentido al completarla, con un gran final que os dejará un buen sabor de boca.
RiME es un juego que se centra en la exploración y el descubrimiento, teniendo que utilizar nuestro ingenio para afrontar los desafíos que se nos proponen. Los controles utilizan unas mecánicas minimalistas, donde podemos correr, mover la cámara, saltar, escalar, nadar, bucear, agarrar objetos, tararear o gritar utilizando muy pocos botones. No esperéis ningún tipo de tutorial, pero los elementos visuales os ofrecerán pistas para que nunca perdáis de vista vuestro objetivo.
Al igual que otras aventuras de corte similar, los puzles están muy presentes, ofrecen mucha variedad y resultan tremendamente entretenidos, aunque su dificultad es algo baja para aquellos que estén acostumbrados al género. Los hay de todo tipo, como tener que desplazar ciertas estructuras para alcanzar lugares elevados, jugar con la perspectiva o incluso algunos en los que la iluminación es muy importante. Gracias a ello se consigue que nuestro viaje sea divertido de principio a fin, con un desarrollo muy variado que evita que caiga en la monotonía.
Los momentos de plataformeo también están presentes, con saltos que debemos calcular bien si no queremos caer al vacío. Nos hubiera gustado que fueran menos guiados, ya que cuentan con pequeñas pistas que rápidamente identificaréis para seguir con vuestro camino. Hay lugares por los que tenemos que escalar, pero al estar marcados con pintura todo se limita a seguir esa senda y realizar saltos bastante automatizados. Además, si fallamos y caemos no existe una gran penalización, volviendo a un momento cercano para poder repetirlo.
La curva de dificultad está muy bien ajustada, y notaréis como poco a poco va “in crescendo” con puzles más complejos e incluso enemigos que intentan atraparnos pero que no podemos combatir. Esto nos obliga a ser ágiles mentalmente aunque, como ocurre con las caidas, los puntos de control son cercanos para no tener que repetir dichas zonas demasiadas veces.
Pero sin duda alguna lo que más nos ha gustado es esa sensación de libertad, en la que exploramos los preciosos paisajes de la isla para intentar seguir progresando. Hay muchos coleccionables ocultos en los escenarios, aunque recomendamos buscarlos tras completar la aventura, ya que algunos están muy escondidos y pueden romper un poco el ritmo del juego si nos cuesta dar con ellos. Además resulta más sencillo con la selección de capítulos que se desbloquea tras finalizarlo.
En cuanto a duración, la aventura principal puede completarse en unas cinco horas, a lo que hay que sumarle alguna más por intentar descubrir los 44 coleccionables que desbloquean extras tras completar la aventura. Todo ello sin contar el tiempo que os quedaréis embobados mirando los bellos paisajes o las criaturas que allí habitan, escondiendo algunos lugares pequeños detalles sobre el argumento que podríais pasar fácilemente por alto.
El apartado gráfico nos ha encantado, con una dirección artística soberbia que, a pesar de lo minimalista que resulta, sabe como entrar por los ojos para que no podamos apartar la vista de la pantalla. Hace gala de un colorido espectacular, con todo realizado a mano, y tanto nuestro protagonista como las criaturas que encontraréis a lo largo del viaje cuentan con un genial modelado y buenas animaciones. Los efectos, como la iluminación generada con la transición entre el día y la noche, son estupendos. Desde el primer momento da la sensación de estar viendo una película animada, con escenarios inspirados en las islas del Mediterraneo, las obras de Joaquín Sorolla y las películas de Hayao Miyazaki y el Studio Ghibli. El único defecto que hemos encontrado está en el rendimiento, que en ocasiones da pequeños tirones, aunque no empañan el gran trabajo en general.
Y si sus diseños son buenos, la banda sonora no se queda atrás, con estupendas y cautivadoras melodías compuestas por David García. Estas se adaptan a la perfección a todo lo que ocurre en pantalla y le dan un toque de epicidad al juego, cambiando según las acciones que realizamos. Esto, junto a unos geniales efectos, crea una atmósfera única que os sumergirá en su mundo. Estamos, sin duda alguna, ante una de las mejores bandas sonoras que hemos podido disfrutar en un videojuego.
RiME nos ha encantado, pero más por su soberbio apartado audiovisual que por su jugabilidad, que a pesar de no innovar en nada funciona realmente bien. No es un título extenso, aunque aprovecha todo ese tiempo para ofrecer un desarrollo variado y entretenido que no os dejará soltar el mando hasta terminarlo. Teniendo en cuenta los problemas por los que ha pasado su desarrollo, sólo nos queda felicitar a Tequila Works por el excelente resultado final.
Una obra brillante, con un precio muy bien ajustado para lo que ofrece y que atraerá a los jugadores que disfruten de este tipo de aventuras.