Vídeo análisis de The Legend of Zelda Breath of the Wild
Nintendo nos trae por fin la nueva entrega de la saga protagonizada por Link, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, en la que exploramos y descubrimos un enorme mundo lleno de posibilidades. Un título que revolucionará los juegos de mundo abierto y al que hoy le dedicamos nuestro análisis.


Su historia tiene lugar cien años después de que un ser conocido como Ganon Calamidad convirtiese el Reino de Hyrule en ruinas, donde tanto los héroes liderados por la princesa como el propio rey cayeron ante él. Al no ser capaces de detenerlo, decidieron sellarlo en el propio Castillode Hyrule. Tras una larga espera, Link despierta en un templo al escuchar una misteriosa voz, comenzando aquí nuestro viaje. El objetivo es muy simple, prepararnos para poder afrontar el reto que nos espera, derrotar a Ganon Calamidad.
Este argumento es quizás el punto más flojo del juego, ya que no hay existe demasiada profundidad y su amplio mundo se siente un poco desaprovechado en este aspecto. El juego esconde momentos realmente bonitos y emotivos, pero tenéis que tener cuidado, porque podríais terminarlo sin daros cuenta y saltaros muchos de ellos. Por este motivo recomendamos tomarlo todo con mucha calma, explorando cada rincón de su enorme mundo.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild es un juego que mezcla a la perfección la exploración, los combates y elementos de los juegos de rol, con un gran mundo que ofrece multitud de posibilidades. Lo que más sorprende es que desde el principio nos dejan a nuestro libre albedrío, sin explicar demasiado sobre sus mecánicas jugables. Esto hace que haya un factor muy importante en el juego, el descubrimiento, y pueden pasar horas hasta que aprendamos a realizar una acción que estaba disponible desde el principio.
Los controles funcionan realmente bien, con un montón de acciones diferentes a nuestra disposición. Podemos correr, saltar, escalar o nadar entre otras muchas acciones, aunque aquí entra en juego una de las mayores novedades, la barra de resistencia. Gracias a esta barra se consigue que no abusemos de ninguno de estos movimientos y que pensemos detenidamente todas nuestras acciones. Si estamos nadando, por ejemplo, y la resistencia se agota, Link se ahogará, haciendo que perdamos un porcentaje de vitalidad. Lo mismo ocurre cuando escalamos y caemos desde grandes alturas.
Al combatir tenemos que usar los diversos útiles que encontramos por los escenarios, ya sea a simple vista, al elaborarlos o al derrotar a los enemigos. Como siempre, podemos atacar, defendernos o incluso esquivar para lanzar contraataques. Si la barra de resistencia se agota nuestros movimientos se ralentizan y quedamos a expensas de los enemigos, por lo que es mejor meditar cada paso que demos.
La cantidad de armas que encontraréis a lo largo del juego es abrumadora y están perfectamente diferenciadas unas de otras, ya sea en su peso o en la forma de utilizarlas. Algunas incluso pueden utilizar elementos como el fuego para ocasionar daños por quemadura entre otros usos, invitándonos a probar cualquier idea que se nos ocurra. Acompañando a estas armas tenemos los escudos, que sirven como protección o incluso para contrarrestar ataques. Todos estos objetos tienen una resistencia, por lo que si abusamos de ellos pueden llegar a romperse y perderlos para siempre.
Nuestra vitalidad sigue estando representada por los típicos corazones de la franquicia, pero para recuperarlos esta vez tenemos que comer diferentes alimentos que conseguimos en nuestro viaje. Estos recuperan una mayor o menor energía dependiendo de su calidad, y pueden mejorarse a través de la cocina utilizando hogueras y una sarten para ello.
Los enemigos son muy variados y cuentan con patrones de ataque y movimientos bien diferenciados, algunos de ellos incluso llevan armas que podemos arrebatarles para el uso propio. Pero lo mejor son los jefes que encontramos a lo largo del mapeado, que tienen puntos débiles que debemos explotar si queremos acabar con ellos.
Su mundo es descomunal y está cargado de tareas a realizar, aunque siempre podéis optar por dedicaros plenamente a la historia principal – algo que no es nada recomendable -. Para no perdernos tenemos un mapa que podemos consultar en cualquier momento, aunque no hay ningún tipo de indicación en el mismo más allá de las torres y santuarios que hayamos activado. Como ayuda, existe la posibilidad de utilizar unos marcadores manualmente para dejar sañalados los lugares de interés o un detector de santuarios, además de contar con monturas para desplazarnos con más rapidez.
Nos ha gustado mucho la gran cantidad de opciones que se ofrecen para afrontar una misma situación. Al encontrar un grupo de enemigos podemos optar por el combate directo, el sigilo para ir acabando con ellos poco a poco o utilizar el entorno a nuestro favor para terminar de simple ataque. El sistema de físicas del juego es impresionante y los escenarios cuentan con multitud de elementos con los que interactuar. De vosotros depende cómo lo utilicéis, pero os aseguramos que se pueden llegar a dar situaciones realmente originales y útiles.
Uno de los aspectos más destacados de la saga siempre han sido sus acertijos y puzles, que venían representados en forma de mazmorras en las que en el último tramo nos esperaba un desafiante jefe final. En esta ocasión han sido sustituidas por los santuarios, unas mazmorras pequeñas en las que resolver unos pocos puzles o enfrentarnos a ciertos enemigos. Su duración es bastante corta – siempre dependiendo de lo que tardemos en dar con la respuesta – y la dificultad es variable. No son tan complicadas como en pasados juegos de la saga, pero en ocasiones os costará dar con la respuesta, además de esconder ciertos tesoros que son un poco más difíciles de conseguir. En total encontrarés más de cien santuarios, y completar cada uno de ellos os proporcionará un punto de valía. Al conseguir cuatro de estos puntos podemos canjearlos por más vida o resistencia, haciendo que completar dichos santuarios sea muy importante.
En estos lugares también obtenemos de vez en cuando artefactos que amplían las posibilidades a la hora de explorar los escenarios y de hacer frente a los rivales. Esto hace que al descubrirlos volvamos a lugares ya visitados para seguir desvelando secretos.
Otro de los elementos que nos gustaría destacar es que la climatología o el ciclo día/noche no funcionan sólo como decoración, sino que afectan directamente a la jugabilidad. Por ejemplo, el frío reduce lentamente nuestra vitalidad si no aprovechamos el fuego de las hogueras, el viento puede llevarnos hasta plataformas alejadas o las tormentas de rayos que acaban con Link si no se resguarda. Para afrontar estos desafíos podemos equiparnos con diferentes trajes, teniendo cada parte de estos conjuntos una serie de características únicas. Con ellos podemos abrigarnos del frío, soportamos el calor del desierto o conseguimos mejorar ciertas estadísticas que se adaptan a nuestras necesidades entre otros. Estas prendas se pueden mejorar en ciertos lugares – aprendiendo en ocasiones más habilidades – o incluso teñir.
Las rupias no podían faltar en esta aventura, aunque no aparecen con tanta facilidad como en otras entregas. De echo, para conseguirlas con más facilidad nos toca vender ciertos objetos que obtenemos de los escenarios, siendo los más valiosos las piedras preciosas.
En cuanto a duración, el juego puede completarse en pocas horas si os centráis sólo en la historia, pero si queremos descubrir todos sus secretos tendréis un juego tremendamente extenso, con multitud de curiosidades escondidas por sus escenarios que merece la pena descubrir. A todo ello hay que sumarle la gran rejugabilidad que ofrece por la cantidad de posibilidades que existen a la hora de afrontar una misma misión.
Cabe recordar que ciertas figuras amiibo son compatibles con el juego, y al utilizarlas desbloqueamos jugosos extras relacionados con esas figuras, como nuevas prendas, más rupias o a Link Lobo para que nos ayude en combate o encontrar objetos ocultos. Cada figura sólo puede utilizarse una vez por día y se activan a través de un utensilio situado en la zona de artefactos.
Su apartado gráfico resulta muy vistoso gracias a un estilo cell shading que le sienta realmente bien y a una maravillosa dirección artística. Los personajes y criaturas están muy bien modelados y animados, mientras que los escenarios cuentan con un montón de elementos en pantalla con los que podemos interactuar, físicas estupendas, transición entre el día y la noche, efectos climatológicos e infinidad de detalles para los fans de la franquicia. El mayor problema viene dado por su rendimiento, que en el modo sobremesa de Switch sufre ciertas ralentizaciones cuando más recargada está la pantalla, algo que curiosamente no pasa tanto en el modo portátil. Por cierto, jugar a un título de estas características en formato portátil no tiene precio, todo un lujo.
La banda sonora también se encuentra a un gran nivel, con temas nuevos y otros reinterpretados para la ocasión. Estos se adaptan perfectamente a cada situación del juego - ya sea al explorar, combatir o al visitar poblados -, y junto con los efectos de sonido se consigue una ambientación que os meterá de lleno en su mundo. Otro detalle importante es que ahora ciertas escenas cuentan con un excelente doblaje en castellano, aunque la mayoría del tiempo las conversaciones están representadas mediante cuadros de texto que también están traducidos a nuestro idioma.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild demuestra el mimo con el que Nintendo trata a una de sus sagas predilectas, ofreciendo un título soberbio que marcará un antes y un después en el género de los juegos de mundo abierto. La libertad que ofrece en todo momento y la sensación de que todo lo que haces influye en su mundo hace que nunca caiga en la monotonía.
Largo, divertido, sorprendente… en definitiva, un imprescindible que ningún poseedor de Wii U o Switch debería perderse, siendo un claro candidato a juego del año.