InFamous Second Son - Análisis
InFamous Second Son, uno de los juegos más esperados de Playstation 4 ya está disponible, este es su análisis


Tras un lanzamiento visto por muchos como pobre, PlayStation 4 y Xbox One han retomado la guerra, ofreciendo sus nuevos títulos exclusivos con los que esperan convencer a los indecisos. Al otro lado del ring de Titanfall se alza InFamous: Second Son, y la gran pregunta es ¿está a la altura de las circunstancias?.
La historia se desarrolla 7 años después de InFamous 2, aunque puede jugarse perfectamente sin conocimiento previo de las otras entregas. Delsin Rowe es un hombre de pocas ambiciones: vive entre graffiti y graffiti sin que nada le importe. Tras un desafortunado accidente descubre que tiene la capacidad de absorber las habilidades de los conductores: seres humanos con superpoderes que son vistos por la sociedad como una amenaza a destruir. Los engranajes se ponen en marcha cuando el hogar de Delsin se ve amenazado y junto con su hermano Reggie, de profesión policía, decide viajar a Seattle para ajustar cuentas con el tiránico Departamento de Protección Unificada o DUP, una unidad militar destinada a dar caza a los conductores.
Desde el principio Second Son sienta las bases para una brillante historia sobre la redención, la identidad y la lucha por la justicia, construyendo personajes muchas veces condenados o rechazados por la sociedad y que intentan encontrar un hueco sin ser comprendidos por nadie. Esto, sumado a detalles sutiles, como la ubicación de la historia en Seattle, hogar del grunge, o la presencia de graffiti que recuerdan a la provocativa obra de Banksi, dan a entender que esta será una trama donde todos sus elementos caminen en la misma dirección: la de dar una historia con mensaje. Sin embargo todo se viene abajo debido a su planteamiento. Los personajes son introducidos en breves cinemáticas narradas con voz en off, apenas tienen presencia y desarrollo más allá de sus misiones de presentación y, en general, los eventos carecen de interés, ya que el motivo mismo de la presencia de Delsin en Seattle resulta forzado.
El resultado es una historia que hace perder el interés y se queda a medias, que inicia pero no termina muchos arcos con potencial y que acaba entregando algo por debajo de sus posibilidades.
La jugabilidad es, sin lugar a dudas, la reina del baile. Desde Sucker Punch han dejado muy claro que entre sus propósitos estaba el de hacernos sentir cómodos en los zapatos de Delsin, y no negaremos que lo han conseguido. Aunque al principio los controles se puedan antojar un poco sueltos, no tardaremos en pillarle el truco a la forma de moverse de nuestro personaje, y entonces todo cambia. Ser Delsin es un placer: los distintos poderes que se desbloquean progresivamente le otorgan múltiples formas de moverse por la ciudad y afrontar los enfrentamientos, haciendo que la acción se mantenga tan fresca como nosotros queramos.
El simple hecho de recorrer la ciudad de Seattle es un pequeño gusto gracias a la inteligente ubicación de conductos de ventilación o desniveles que nos permitan planear, haciendo que no perdamos el ritmo en ningún momento. A la hora de luchar podremos optar tanto por el cuerpo a cuerpo como por el combate a más distancia sin que nunca nos veamos forzados a escoger uno u otro. Siendo un título sandbox, tendremos libertad absoluta para movernos por el escenario y amoldar el ritmo de las peleas a nuestro gusto, alternando ataques y retiradas para hacer frente a oleadas de enemigos cada vez mayores y más peligrosas. La única lástima es que Delsin resiste poco y siempre está en inferioridad numérica, a lo cual tendremos que estar regenerando nuestra salud constantemente o mantenernos en movimiento si no queremos durar menos de diez segundos.
Pero aunque los controles en sí mismos son excelentes, el diseño de las misiones hace que el conjunto decaiga. Sucker Punch arrastra los fallos que ya estaban visibles en el primer InFamous y ofrece misiones con muy poca variedad que generalmente se basan en completar el mismo objetivo una y otra vez al mismo tiempo que nos enfrentamos a las fuerzas del DUP. Esta misma monotonía también está presente en los enfrentamientos contra los jefes finales, que en lugar de suponer un examen de la habilidad del jugador acaban siendo peleas contra enemigos de pautas predecibles y barras de salud ridículamente grandes.
Pero como buen sandbox que es, el título ofrece más que misiones principales: un vistazo rápido a nuestro mapa revela tareas secundarias de todo tipo que podemos completar sin necesidad de hablar con nadie. Seattle está llena de distintos desafíos a los que podemos enfrentarnos de forma totalmente orgánica, alargando así la vida útil del juego, que se cuenta alrededor de las 9 horas sin prestarle mucha atención al contenido adicional. Ya sea liberar prisioneros, enfrentarnos a bandas criminales o acabar con puestos de control de la DUP. El mapa está dividido en múltiples zonas con distintos niveles de control, y si lo reducimos a determinado porcentaje podremos generar un conflicto abierto con el DUP que desbloqueará rutas de viaje rápido. Sin embargo, al ser el viaje tan rápido y satisfactorio y debido al posicionamiento de las misiones, nunca llegamos a sentir la necesidad de causar estos enfrentamientos.
En la línea de la saga InFamous, el sistema de karma sigue presente. Según nuestras acciones podremos acabar con un Delsin bueno o malo, y el título nos incentivará a llegar hasta el final con el camino que escojamos. Una vez que decidamos qué vía vamos a seguir el juego se adaptará para que sea fácil avanzar en esa línea de karma, y aunque es posible volver y pasar de bueno a malo o viceversa, el diseño hace que sea más fácil y cómodo seguir adelante, a lo cual la primera decisión que tomamos al principio del juego prácticamente acabará definiendo qué Delsin seremos. En cualquier caso la dirección que escojamos importará poco, ya que la historia apenas cambia salvo por unas pocas escenas. Podremos desbloquear nuevos poderes exclusivos de cierto nivel de karma, pero el sistema de niveles está planteado de forma que podamos evolucionar sin preocuparnos nunca de qué camino tomemos, haciendo que las habilidades dependientes de lo buenos o malos que seamos tengan una barrera de acceso mayor.
No podríamos cerrar sin hablar del nivel gráfico. A pesar de que el título tenga una calidad inferior a la de los tráilers y vídeos de juego mostrados durante las presentaciones oficiales, InFamous: Second Son raya a un excelente nivel visualmente. La distancia y el detalle de renderizado son enormes, y efectos como las partículas son sorprendentes. Se echa de menos una mayor simulación física en el agua o el humo, y la tasa de frames baja en ocasiones de los 60, pero por lo general el título sirve como una pequeña muestra de lo que la nueva generación será capaz de mostrar. Mención aparte merecen los rostros: no hemos visto nada igual desde LA Noire. Al igual que en Ryse: Son of Rome, se hace muy evidente la tecnología de captura facial y de movimiento en las cinemáticas, ofreciendo unas animaciones muy naturales que aportan cercanía a las escenas. Los pequeños matices en los gestos o los rostros dan a entender por dónde podría ir la dirección de actores en los videojuegos, y una fotografía que maneja con buena mano luces, sombras y desenfoques hace que el título sea muy vistoso.
InFamous: Second Son podría haber sido una killerapp pero se acaba quedando a medias. El título de Sucker Punch no aprovecha o parece ser consciente de muchas de sus virtudes y defectos, que acaban ejerciendo de cargas que impiden que el título vuele más alto. A pesar de que no sea el vendeconsolas que muchos esperábamos que fuese, aquellos que quieran dar un uso a su PlayStation 4 tienen unas cuantas horas de diversión aseguradas de la mano de Delsin Rowe.